El caparazón de Casiopea

Tengo en algún estante, creo, el Momo de Ende. Me confieso además tanto aficionada a las historias futuras como adicta al sentido. Es por eso que rompiendo con la tónica habitual del blog quería dejaros un re-redescubrimiento que hacía gracias a Trinsk y la foto  que veis arriba que dejaba en Instagram, hace unos días, desde Panamá. La tortuga que veis en el colgante, que a la vez cuelga de mi cuello es, sin haberme dado cuenta hasta ahora, medio por casualidad, medio por opción, una de las que aparecían en la novela: Casiopea.

Todo cobraba sentido anoche, cuando buscaba más sobre ello y encontraba el resumen en un blog sobre quién era la ilustre tortuga:

“Momo tenía una tortuga de nombre Casiopea. Su característica principal, aparte de ser amiga de Momo, es que se comunicaba con las personas a través de las letras que aparecían en su caparazón. Y si Tortugamemoria no me falla, además tenía la habilidad de ver un poco en el futuro (cosa de media hora), lo que les permitía transitar por las calles sin toparse con los hombres grises de la caja de ahorros del tiempo.

Y luego está la parte en que van a llegar a la casa del padre tiempo, en donde para entrar en su casa, mientras mas despacio caminan, más rápido llegan. Es decir, aplica el lema “despacio que voy deprisa”.”

 

Reconozco el espíritu de El caparazón en varias de las frases…

Habemus nuevos orígenes y evidentemente, pronto, abriremos nuevos caminos.

 

En fin… dejo la presentación de ayer en el Congreso de Ciudadanía Digital de Donosti, incluido el vídeo de Absolut que combina en una aplicación creativa móvil Street art “aumentado” y Google Street view.

 

Hasta muy pronto.

 

Nota: acaba de salir al mercado editado por Deusto, Socionomía, mi libro. Aunque escribiremos en breve más extensamente sobre él, quería dejar enlace a su microsite, con enlaces para su compra y descarga tanto en versión papel como en versión ebook.

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4 comentarios en “El caparazón de Casiopea”

  1. Preciosa metáfora, quien no ha leido a Michael Ende se ha perdido parte de la infancia y Momo sigue siendo adorable pase el tiempo que pase (el tiempo, jeje). Te queda como anillo al dedo, sigues siendo un ejemplo para los que soñamos con construirnos una marca personal sólida, despacio, poco a poco, pero con el objetivo claro. Gracias por la sopa de letras de tu caparazón que nos alimenta dia a dia (sé que me he puesto tonto pero me ha salido así ;-) Un abrazo

  2. Pingback: Bitacoras.com
  3. La vida está llena de casualidades que nos hacen plantearnos si no habrá algo que mueva los hilos desde el más allá…A mi desde pequeña me persigue Madrid…y creo que acabaré allí.

  4. Me he acordado de Momo hoy como por casualidad… ¡40 años tiene la novela! Y es de lo más actual sin embargo. El caso es que, también por casualidad, he caído en la metáfora de la tortuga… finalmente es Casiopea quien guía a Momo en el mundo de los Hombres Grises hacia el padre del tiempo. Y precisamente su remedio ante las prisas de los Hombres Grises, es… ¡ir más despacio!

    Lo que ya me parece absolutamente genial es que, aparte de ser una tortuga (en la cultura popular, el animal más lento que existe), tiene la capacidad de ver media hora en el futuro; esto no me parece casualidad, casi es una metáfora de cómo funciona nuestra mente cuando dejamos de correr, estresarnos y apresurarnos: de repente, se pone a trabajar libre de ataduras, a conectar conceptos y, a veces, a descubrir conexiones lógicas que nos dicen, poco más o menos, qué es probable que vaya a pasar a continuación – de ahí la media hora de adivinación.

    Todo eso, en un cuento para niños. Brillante.

    Gracias por el post!

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