Hablábamos hace un tiempo de las tecnologías para la ciberepresión, de cómo eran tecnologías evolucionadas en países libres las que muchas veces frenaban la evolución hacia las libertades en países oprimidos.
Pues bien, parece que hace unos días era el presidente Obama el que decretaba sanciones contra el uso de tecnologías que violen los derechos humanos, especialmente en los actuales y sangrantes casos de Irán y Siria.
En sus propias palabras:
“Estas tecnologías existen para darle más poder a los ciudadanos, no para aumentar la capacidad de reprimirlos”. No amenaza solamente con utilizar recursos militares: “ni podemos ni debemos hacerlo”, ampliaba, “pero EE UU posee una amplia gama de medios económicos, políticos y diplomáticos de los que puede echar mano de forma más contundente para impedir que la soberanía nacional sea una licencia para masacrar al pueblo propio”.
Todo ello daba lugar a una orden ejecutiva enviada al Congreso que anunciaba sanciones contra los servicios de inteligencia de Siria e Irán, así como contra las compañías de telecomunicaciones Syriatel y Datak Telecom. Las sanciones afectan a personas individualmente identificadas y podrán extenderse a otros países.
He creído necesario ampliar la opinión sobre todo ello. Se trata, en primer lugar, de una medida lógica en el momento actual de evolución de las revoluciones sociales organizadas, instrumentadas o amplificadas desde internet. Lo decíamos al apuntar hacia los fenómenos sobre redes sociales de mayor importancia en 2012: a EEUU le interesa, teniendo en cuenta que algunas de sus principales amenazas están en Siria e Irán, que estalle la libertad y por lo tanto la posibilidad de intervenir en el poder de esos países (tema petróleo)…. También la amenaza nuclear es importante en esos casos.
Resulta evidente que la hegemonía de EEUU se cimenta en las desigualdades pero no considero que podamos aceptar cualquier solución que no pase por la paz. Las tecnologías la están propiciando, terminan propiciándola, aunque cuesten cuotas de poder a unos y otros. No creo tolerables los sistemas represivos de cualquier tipo para protegerse del “poder del pueblo”, de la libertad del pueblo y en ese caso es eso de lo que estamos hablando.
Es necesario, por otra parte, que Obama empiece por aplicarse a la lección a sí mismo. La inteligencia colectiva es muy sensible a la incoherencia, así que no creo que en un momento electoral como el actual le convenga seguir faltando a sus propias promesas.
En este sentido escribíamos hace poco en Tecnologías para la represión cómo según el grupo Privacy Internacional son 30 las compañías británicas exportando a Siria, Iran, Yemen y Bahrain, así como más de 50 desde EEUU. Un discurso reciente de Hillary Clinton servía como aviso, llegando a denunciar a determinadas marcas de routers utilizados para aislar de Internet a determinados países pero veremos si el tema va más allá de las palabras y por fin se empieza a predicar con el ejemplo.
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La aprobación el viernes en la madrugada de la ley CISPA en los Estados Unidos, un país de amplia vocación garantista de los derechos humanos, es un pésimo ejemplo para países, cuyos gobiernos apuestan al control del ciberespacio para fines políticos.
Son los gobiernos quienes se tienen que adaptar a las nuevas maneras de comunicación, no al revés.