No hay respuestas interesantes sin las preguntas adecuadas, así que agradezco de antemano la calidad del resultado. Publica hoy el diario La Vanguardia algunas reflexiones derivadas de una entrevista que me hacía Alicia R. de Paz sobre cultura digital visual, cambios cognitivos que conlleva, etc. Aparecen allí otras opiniones y datos, además de una interesante síntesis de la autora.
Podéis consultarla en línea pero dejo además, porque creo que puede ser del interés del lector de El caparazón, todas las preguntas y respuestas que surgieron:
¿Cómo crees que ha evolucionado el fenómeno a medida que se generaliza la utilización de este tipo de dispositivos y mejoran?
Somos seres comunicativos, adoramos transmitir a los demás ideas, pensamientos, sensaciones a través de todos los medios disponibles. La imagen además de ser un instrumento comunicativo efectivo resulta una forma de expresión instantánea, impulsiva, que nos cuesta poco, cada vez menos, utilizar. Se trata de una extensión del fenómeno “texting”, del microtexto de twitter, el de lo que podríamos llamar “microimagen”, que puede tomarse en cualquier momento y lugar (de momento a través de smartphones, en breve a través de las gafas de google). En poco tiempo expresaremos en vídeo (Vine, de los creadores de vídeo va a popularizar también el concepto de microvideo)
También aparece un fenómeno de registro constante de nuestras vidas, el también llamado “lifelogging” que utiliza también el lenguaje de la imagen. Ilustramos, por definirlo de una forma general, muchos ámbitos del relato, la construcción permanente de nuestras relaciones, identidad, etc. con imágenes.
¿Esta “profusión” cambia el concepto de fotografía, de instante plasmado? ¿se ha banalizado?
No sé si banalizado. Siempre comento una obviedad que creo que a veces se nos escapa: abundancia significa más “basura” pero también más cosas de calidad. La democratización de la producción de imágenes´puede significar si aprendemos a filtrar, que es una de las competencias más importantes del ciudadano de hoy, enriquecimiento más que banalización. Y eso no significa que los profesionales dejen de tener su papel… realizar un buen trabajo fotográfico sigue dependiendo de los criterios que solamente el profesional conoce, sigue sin estar al alcance de cualquiera.
¿Consideras que puede influir en nuestra manera de entender los recuerdos -¿es muy muy diferente a la típica foto de boda que guardaba como oro en paño nuestros abuelos-, incluso en nuestra memoria?
Los recuerdos van a dejar de ser necesarios en muy poco tiempo. La foto de boda será sustituida, a partir del fenómeno de “lifelogging” (grabación de la propia vida) que te comentaba, por una interface informática en la que dejaremos una fecha determinada para que nos devuelva todos los datos (mensajes en redes sociales, imágenes, videos, informaciones de otros, etc.) sobre el evento. El efecto sentimental será parecido pero no el mismo que nos provocaba la foto guardada. El recuerdo, aunque quizás resulte más realista, más nítido, también ´nos devolverá, a la vista de los detalles, una imagen menos ideal.
¿Desaparecerán las fotos familiares o personales en papel?
Creo que han desaparecido ya. La “materialización” es uno de los elementos que se plantean como de valor añadido cuando pensamos en la abundancia digital. Lo digital es abundante y gratuito pero todavía pagamos por imprimir imágenes en camisetas, libros en papel, pósters, etc. Algunas aplicaciones de Instagram han basado su modelo de negocio precisamente en ello.
¿Las fotos que compartimos en la red “construyen” nuestra imagen digital?
Una parte de ella, sí. Somos para los demás lo que comunicamos con ellos, independientemente del lenguaje (audiovisual, escritura) en que lo hagamos. Diría, además, que es una parte cada vez más importante desde el punto de vista de que el audiovisual es el lenguaje de las generaciones de hoy.
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Dolors, me gusta el artículo.
Creo que se puede tener una visión mas aproximada a lo que llamamos "real" de cómo funciona nuestra memoria y recuerdos, de la realidad humana basada en estos recuerdos o en la cultura visual digital, o los sentimientos (=información genética fruto de evolución, útil para humanos para diferenciar lo que es importante para sobreviivir, reproducirse y adaptarse, de lo que no es importante) que nos producen, sólo si primero entendemos cómo funcionamos los humanos. Esto es muy útil también para saber y entender cómo deben funcionar los robots con IA fuerte y generalista indistinguible o mas allá de la humana (mi área de esecialización, junto con la educación).
La realidad (si es que existe, y en este punto nos acercamos a la filosofía), dificilmente puede entenderse si primero no conocemos cómo funciona nuestro cerebro humano. Y la parte de la psicología que se ocupa mas científicamente de cómo funciona nuestro cerebro y los procesos cognitivos humanos es la neurociencia.
¿Realmente podemos los humanos tomar decisiones pensadas basadas en hechos o recuerdos reales? ¡NO, almenos en el 98% de los casos!
Impagable entrevista Michael S. Gazzaniga, padre de la neurociencia cognitiva, en la Contra de La Vanguardia:
“Nuestras decisiones se basan en ilusiones y falsas memorias”
“Para cuando tú eres consciente de tu pensamiento, tu cerebro ya lo ha ejecutado. Ya ve, todos sus procesos mentales, incluyendo la sensación de tener una mente y un yo, son fruto de su cerebro.”
¡Brutal, el principio de causalidad parece una ilusión humana!
http://www.lavanguardia.com/lacontra/20120903/54345758891/la-contra-michael-s-gazzaniga.html
Ahora pienso que la *cultura visual digital*, – y los robots y máquinas la tienen interiorizada sin pérdidas ni falsedades, mientras los humanos sólo almacenamos en el cortex patrones muy simplificados, cambiantes y deformados de la realidad que percibimos – puede cambiar el nuevo paradigma que implícitamente explica Michael S. Gazzaniga.
Un abrazo
Debo decir que la idea de una futura "pérdida del uso del recuerdo" me produce una sensación desagradable, entre la nostalgia sobrevenida y el miedo. Supongo que forma parte de la lucha entre volcarnos del todo y con confianza a la tecnología o querer conservar algo fuera de ella, aunqu quizás es una ilusión ( y por eso no tengo prácticamente fotografías en papel de mis últimos 10 años). Buen artículo como siempre, Dolors.