Twitter avanza, evoluciona, como diría mi ciberamiga Carmen Martin, con pequeños grandes cambios, de forma incremental hacia un futuro probable como radiografía y pulso de la web social.
Las listas son una nueva característica del Universo Twitter que si bien ya podíamos utilizar como herramientas de productividad y organización desde aplicaciones de escritorio externas, se convierten ahora en elementos relevantes de construcción de la web social.
Construcción amateur de la realidad:
Es momento de recordar el concepto de folcsonomía, de clasificación social compartida de la realidad. Si los hashtags (#) o aplicaciones también externas (Twubs) ya aproximaban la función, ahora Twitter la consolida, con sus listas como herramientas de construcción de la realidad por parte del pueblo (“folk”).
Estará en la presentación del próximo martes en la EAPC que os dejaré en breve y creo que es del omnipresente Clay Shirky (ampliada en la traducción a castellano que os dejo):
¨Ara, el filtraje que feien els professionals es posterior a la producció. A la època de l´amateurisme de masses, primer es publica i després es filtra per mitjà de folcsonomies, enllaços, etc…” (Ahora, el filtraje que antes hacían los profesionales de la educación, del periodismo, de la ciencia, de la publicación, es posterior a la producción. En la época del amateurismo de masas, primero se publica y después se filtra mediante folcsonomías, enlaces, etc…).
En un mundo nuevo y misceláneo….
Es también la hora, vistas las listas de los más listados, de recordar que la sobreabundancia informativa, la infoxicación han dejado muchos de los antiguos sistemas de clasificación, de ordenación de la realidad, obsoletos. Que en el mundo web, como nos diría Weinberger, si algo somos, es precisamente Misceláneos y necesitados de formas innovadoras de comprensión de la realidad.
Someternos nos queda al Peer review de las masas, con los problemas que eso puede suponer. No vaya a ser que las listas estén hablando sobre lo que se dice ser y no sobre lo que se es en realidad (algún caso pseudo-ilustre, de cuyo nombre no quiero acordarme, conozco de diferencia entre ambas cosas).
Reputación digital:
O viceversa…, como comenta José Luis en “Dime en qué lista estás y te diré quien dicen que eres”.
Y es que como diría Zigmunt Bauman en Identidad,
“La construcción de identidad implica el triple desafío (y riesgo) de confiar en uno mismo, en otros y también en la sociedad”.
De hecho el tema me recordaba de entrada el ya famoso “has sido etiquetado en una nota (o en una imagen) en Facebook”, con la posible vulneración de la intimidad que puede suponer el hecho de ser etiquetado sin consentimiento.
Que se etiquete, que se apliquen las clasificaciones sociales, las folcsonomías, a lo que hago, a lo que comparto y publico no deja de ser lógico e incluso deseable, pero…. ¿a mi perfil?
En ese punto y en lo peligroso, potencialmente dañino de las clasificaciones cuando se aplican a personas creo que está la cuestión y la polémica que viviremos durante los próximos días.
No he tenido tiempo aún de ordenar mis contactos. Comentan en Uberbin que quizás no sea fácil a partir de cierto número. Pero puedo confirmar sin complejos que ya estoy en unas cuantas listas y sobre todo, satisfecha con la gran mayoría de las etiquetas que mis amables compañeros/as me aplican (reconfortante sensación, la de estar en armonía con el mundo :))
Nuevas métricas para la reputación digital, sin duda, a pesar de que siga siendo cierto, como comenta Genís, que lo importante no son siempre los números. Aumentará seguro, en este sentido, el spam, pero mi opinión al respecto es como siempre optimista: la inteligencia colectiva sabrá discriminar, más allá del número de seguidores, la relevancia, en un entorno de información abundante, de lo que sigue.
Valoración global positiva. También porque creo que era necesario sofisticar Twitter para cosas para las que se ha demostrado muy útil, como la educación.
Os dejo imagen con enlace a las listas en las que me han clasificado de momento, con mi agradecimiento a los usuarios que amablemente me han tenido en cuenta:
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Querida Dolors,
tu nota promueve aportar aquí dos reflexiones que me he hecho incluso públicamente:
1. no hay que colgar el ego de cosas como el número de twitts, followers, hits en el blog, menciones en listas, etc., como en la academia es malo colgarlo de citas en revistas y demás. Esto es aún más frágil y volátil.
2. las listas y comentarios negativos – los que no nos alegran tanto – son la semilla de grandes males. Del comentario negativo, que se masifica y vuelve irreversible (“The Future of Reputation” ayuda mucho a entender) al “Name and Shame” como “Soft Power” vamos de golpe al escarnio público aplicado irreversiblemente por una turba que es a la vez acusador, fiscal, juez y verdugo, sin debido proceso ni oportunidad de revvertir la pena. MUCHO CUIDADO.
Creo que las listas eran algo que Twitter necesitaba y que viene a complementar a las búsquedas y al seguimiento de palabras clave, pero a Twitter se la ha olvidado que no todo el mundo desea ser incluido en una lista, del tipo que sea. Deberían dar al oportunidad al usuario de decidir si desea estar en listas o en qué listas desea estar. Esto es algo que deberían incluir en la configuración del perfil del usuario.
Al no incluirlo, sólo me queda el recurso de bloquear a quien me incluya en una lista que no sea de mi agrado, además de obligarme a pasar por la web de Twitter para saber si me han incluido en una lista o no y tomar medidas al respecto, ya que no recibo notificación alguna cada vez que soy incluido en una lista.
bueno, siguiendo la línea de pensamiento yo me sentí orgulloso por que en la primera lista en que aparecí fué en una llamada “amigos” … lo demás viene después !.