¿Generosidad para cambiar las cosas?

Pues sí, aunque nos siga  cayendo la que conocemos, hay estudios que muestran cómo el hecho de dar, de ser altruistas, mejora nuestra salud mental, los lazos comunitarios, la salud en general y además es contagioso.

Coincide de nuevo la “generosidad radical”, el “Sharismo” que practicamos en la web 2.0 con las enseñanzas tradicionales (ya sabéis que nos gusta aquí esto del pensamiento cíclico), así que cabe recordar la primera de las 10 perfecciones que enseñaba Buda:  si conociésemos el poder de la generosidad, no dejaríamos pasar ni una simple comida sin compartirla, sin entregarla sin pedir nada a cambio.

Dar es reconocer nuestra conexión, nuestra interdependencia, es la práctica activa de dejar fluir las cosas, que es donde reside la práctica activa de la libertad, que es como nos libramos del sufrimiento, nos dirían teóricos como Baraz.

Pues bien, parece que la evidencia científica, de nuevo, confirma el sentido común de los optimistas y publican en Ode cómo Moll y un equipo de investigadores del instituto nacional de la salud lo ponían a prueba. El experimento consistía en entregar dinero y causas a las que aportarlo y pronto dejó registrar cómo el mero pensamiento altruista, sobre dar dinero a caridad, activa la euforia más relacionada con la dopamina en el sistema mesolímbico, tradicionalmente asociado a los placeres de la comida o el sexo.

Existe, curiosamente, una predisposición genética a la entrega y el altruismo, de forma que  estudios comparativos de DNA muestran cómo aquellos que poseen ciertas variantes de un gen llamado “AVPR1a” donan alrededor del 50% más de dinero. Parece que el gen fomenta la producción de un receptor que posibilita la acción de la arginina, una hormona que actúa en las neuronas para favorecer el lazo social.

Hablo en Socionomía del juego del ultimatum, del sentido de la reciprocidad o justicia universal que también parece sernos innato y nos convierte en mucho más generosos de lo que nos suponemos. Pero de lo que hablamos ahora es de que puede que existan circuitos dopaminéricos y serotoninérgicos específicos para la generosidad y la entrega. Lo escribe Stephen Post, coautor de “Why Good Things Happen to Good People: How to Live a Longer, Healthier, Happier Life by the Simple Act of Giving”, destacando que hablamos de entrega incondicional y no dependiente de lo que en cualquier momento futuro vayamos a recibir a cambio.

Así que estamos neurológicamente programados y bioquímicamente premiados para dar. Y probablemente el tema tenga que ver con la cooperación entendida junto con la selección natural como fuerza evolutiva, como pensaríamos muchos/as. El fortalecimiento de los lazos sociales que supone la economía del regalo sería un rasgo que compartimos con otros primates superiores y experimentos con bonobos han demostrado que cuando tienen oportunidad, comparten la comida.

 

Dar nos cura

Hans Selye también lo decía: podemos rebajar nuestros niveles de estrés ayudando a los demás. Y su idea, que partía de investigación en ratones la confirmaba en 1983 Scherwiqz, que encontraba cómo la incidencia de ataques cardíacos y otras dolencias relativas al estrés estaba correlacionada con el nivel de preocupaciones. Dar podía ser de nuevo un revulsivo para corazones más sanos. De hecho, el mero hecho de pensar en dar tiene un impacto positivo en la reducción del estrés.

En este caso recordamos a  David McClelland, que en 1988 comprobaba cómo los estudiantes que veían una película sobre la madre Teresa de Calcuta experimentaban una elevación de sus sistemas inmunitarios. En 2007 desde la Universidad de Michigan Stephanie Brown estudiaba 423 parejas de gente mayor y encontraba que los que se ofrecían soporte mutuo tendían a ser más longevos, mostraban mayores tasas de supervivencia a los cinco años.

 

Conectarnos, enseñar a regalar para cambiar el mundo

Tiene todo el sentido del mundo favorecer este tipo de comportamiento altruista en educación, que llega a cambiar incluso los comportamientos antisociales de ciertos colectivos. Como siempre decimos, si cambiamos a las personas lograremos cambiar las cosas.

En un sentido macro,  Genevieve Vaughan considera que debemos cambiar hacia paradigmas del regalo. En libros como Homo Donans y For-Giving: A Feminist Criticism of Exchange propone un cambio desde el sistema de intercambio que basa el capitalismo hacia una economía del regalo. El intercambio está centrado en el ego, la competición y la obtención de provecho de los regalos de otros mientras que el regalo parte de lo maternal (de la entrega sin condiciones),  está orientado a otros, no es jerárquico y no es competitivo.

Todo ello me ha recordado la sorpresa que veo en las caras de la gente más mayor en mis charlas: ¿Compartimos sin pedir nada a cambio? ¿Regalamos sin concesiones lo que escribimos? ¿Pero eso no cambia el mundo?  Mi respuesta es evidentemente positiva. En la web, cuando su arquitectura colectiva resuelve de forma fácil el problema de la coincidencia de necesidades, practicamos y aprendemos actitudes y valores que nos cambian. El freeware, las licencias creative commons o fenómenos como “nolotiro” o el propio “crowdfunding” son  responsables de que seamos, como individuos y comunidad, cada vez más capaces de volver a las ancestrales economías del regalo.

Lo veíamos en la investigación de Tomasello, con los niños de dos años mostrando unos comportamientos altruistas puros que después desaparecerían ante extraños. Vaughan diría  que en la cultura occidental hemos educado a los niños en eliminar la tendencia natural, que se nos infunde desde la propia maternidad, a regalar. Todo ello en mayor medida en los niños de sexo masculino, a los que debemos compensarles en mayor medida si queremos volver a las economías del regalo directo.

 

Consultad si tenéis un ratito el sitio 29gifts.org, en el que 11.000 personas de 48 países comparten rituales de regalo y donaciones a caridad que en muchos casos reportan que les han ayudado a superar distintas enfermedades y situaciones vitales difíciles.

Los nuevos lectores, navegad los enlaces en el post (dejo al finalizar una selección). No os defraudarán…

 

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11 comentarios en “¿Generosidad para cambiar las cosas?”

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  2. ´Hola Dolors,

    Como siempre nos brinda con colocaciones sábias que nos hacen reflexionar sobre la sociedad, la educación y sobretodo la responsabilidad que tenemos con las personas en nuestro entorno
    Gracias
    Saludos desde Brasil

  3. Hola dolors,

    no te parece imposible el cambio, si seguimos con una educación que prima el éxito individual por encima del colectivo?
    Si hacemos entender a los alumnos que la valoración de su proceso educativo se reduce a un boletín de notas personal, que mide su capacidad, su potencial y sus expectativas de futuro y por el que deben luchar cada tres meses; a veces solos, en ocasiones compitiendo y otras cooperando…

    como hacerles comprender la importancia de ponerse al servicio a los demás? de sentrise corresponsables del éxito y fracaso de sus compañeros? de creerse comprometidos con el colectivo en el que viven? de hacer que buscquen sus talentos y potencialidades y los utilizen para proyectar sus entornos sociales?

    No deberiamos formar y evaluar alumnos teniendo en cuenta el grupo en el que habitant y no como elementos aislados a los que hay que calificar de forma compartimentada (catalán, castellano, física,…) para destacar sus aptitudes y especialmente sus dificultades?

  4. Pregunta optimista! ¿No existe una sacarina de “AVPR1a” o arginin, que pueda diluirse en el agua de esos manantiales que se embotellan en las denominadas aguas gourmet o aguas más caras del mundo?. No es por ser pesimista pero viendo lo sucedido en nuestro presente, es evidente que estamos en una crisis social, medioambiental y de valores, que en gran parte podría ser remediada por el altruismo y la filantropía en pro de una educación social que facilite el entendimiento y la igualdad y reduzca de forma considerable la diferencia entre MULTIS y NINIS! Esta noticia es alentadora pero debería “explotar” en medios de comunicación masivos y en universidades y dirigentes de “elite”… Hoy le he dado 1€ a un músico del metro que tocaba “O Sole Mio” … el calor del sol es de todos compartámoslo “no sólo en Navidad”! y seremos todos más felices!

    Gracias Dolors!

  5. Hola Dolors.
    Ya sé porque no me gusta la Navidad y Reyes: los regalos son un intercambio. Sin embargo, la gente es reacia a aceptar regalos, consideran que están obligados a devolverlos, o, al revés, si tienen un detalle contigo, consideran que el obligado eres tú. En las memorias de Moisès Broggi, el doctor cuenta la peripecia de la familia Alier, que se exilió después de la guerra y llegó a vivir en Nueva Guinea. Cuando los nativos iban a pescar, el mejor pescado era para ellos. En los 10 Mandamientos bíblicos, el último es la prohibición de desear los bienes del prójimo, pero no dice nada sobre regalos.
    Vi “singulars”. Enhorabona, em va agradar molt.

  6. De esta misma reflexión y necesidad hoy en día de conectar, colaborar y compartir con el otro nace el movimiento COWORKING que este año está en plena auge en todo el mundo.
    Un espacio de trabajo compartido, donde los emprendedores colaboran, ayudan a otros, intercambian consejos y conviven un día a día que se hace más leve al compartirlo.
    Es interesante ver como se traduce la necesidad humana de dar y compartir y la situación económica actual en un plano físico como el coworking.

    Gracias por este interesante artículo!

  7. Hola, saludos a tod@s.
    Lo primero que quería decir, es que no tengo mucha experiencia en esto de internet, intentaré tan solo aportar desde mi experiencia directa de unos cuantos años de voluntariado, sobre todo en el ámbito del acompañamiento en la enfermedad y la muerte.
    Un proverbio tibetano dice así. “Todo lo que no se da se pierde” por ende la felicidad es lo único que aumenta cuando se comparte con los demás y el sufrimiento disminuye cuando los demás están para compartirlo.
    Me he dado cuenta que el compartir tiene mucho que ver con estar presente, una presencia autentica y directa con lo que acontece allí donde estamos, es habitual el estar con lo demás de cuerpo presente, mientras interiormente estamos en un continuo juicio de la situación, un parloteo incesante que nos impide la relación directa con la necesidad de la situación tal cual es.
    Pienso que podríamos empezar por cada uno de nosotros a practicar la calma mental, llamarle meditación, práctica de la atención, relajación, pero al fin y al cabo, algo a lo que no nos han educado, o por lo menos a mi no. El arte de hacernos amigos de nosotros mismo, saber como nos agredimos, como nos juzgamos y criticamos. Un respiro por favor, vamos a empezar por solucionar estas lagunas, sanemos un poco nuestro espíritu, lo estamos matando de inanición, desde ahí creo que el compartir y el acto de la generosidad sincera, será un éxito un legado muy útil a los que están y a los por venir.
    En mi experiencia con adultos y peques, cuando practicamos estas técnicas concretamente el Qi Gong con meditación, todos estamos de acuerdo en que al estar mucho mejor, es esa tranquilidad la que podemos ofrecer al mundo para contrarrestar tanta agresión.
    Gracias a tod@s.

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  9. Muy buenas Dolores,
    acabo de leer este genial artículo y me preguntaba si te gustaría participar en un proyecto de co-creación que estamos llevando a cabo. Es un libro sobre lo que la espiritualidad puede aportar a la transformación social, pero también lo que el activismo social puede aportar a la espiritualidad. Por ahora participan unas 20 personas, algunas hablando de justicia restaurativa, yoga en la cárcel, el karma-yoga aplicado al desarrollo comunitario en la India, la pedagogía, economías del ser y del tener, ley de la atracción vs. violencia estructural… y muchos otros temas…

    Personalmente, me estoy involucrando también en un proyecto vital basado en la generosidad radical. Pero prefiero contar con la experiencia de alguien que ya ha profundizado mucho más en ello.

    Si se te ocurre algo que pudieras aportar para el libro (generosidad radical, por ejemplo… o economía del don, o lo que quieras), sería genial.

    Por lo demás, quedo a tu disposición para seguir profundizando en el proyecto, si así lo deseas.

    Un abrazo enorme!!

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