Cada vez es menos importante, hablamos menos de propiedad y más de acceso. O, en palabras de Kevin Kelly valoramos más las experiencias que los productos pueden proporcionarnos que los productos en sí (Kevin Kelly, 2009)
Venimos, en palabras de Rogers y Botsman (2010) de una sociedad neofílica, que necesita endeudarse para seguir el ritmo de lo nuevo, de lo cool, con unos bienes o productos preprogramados para no durar mucho (ha sido un tema de moda en 2010 el de la obsolescencia programada) y realidades tremendamente ridículas: el 80% de las cosas que tenemos en los entornos más desarrollados es usado menos de una vez al mes. A la vez, la emergencia de un ecosistema de conectividad permanente facilita disponer de bienes o servicios sin necesidad de adquirirlos. Es hora, parece, de poner en marcha la inteligencia colectiva para hacer que los productos y servicios compartidos sean más atractivos que la propiedad.
Aunque en España, sociedad especialmente reticente a los alquileres en lugar de la compra, todavía cueste imaginarlo, algunos autores son optimistas, como Jeremy Rifkin, que en The age of access, que expone que la propiedad privada estará pasada de moda en 25 años. Y parece fácil imaginarlo en el caso de los productos culturales: la tendencia es a no tener libros, música ni películas sino el acceso inmediato a los mismos en servicios a los que nos suscribimos.
Conocéis Spotify y su concepto y entra en escena en España en Enero en 2012 el servicio de alquiler de DVD Netflix, siguiendo su éxito en Estados Unidos y Canadá.
Es un reto para la compañía porque España uno de los países de la lista de la alianza por la propiedad intelectual, con 400 millones de descargas ilegales al año, comparadas con 100 millones de tickets vendidos en teatros, a pesar de que, como dicen en Screndaily, el gobierno español está intentando acabar con la piratería, con leyes como la de la economía sostenible que tan bien conocemos (y permite, como sabéis, a los tribunales cerrar sitios que ofrezcan descargas ilegales).
¿Será por eso por lo que somos tan atractivos para Netflix y este tipo de servicios? Se lanzaba en beta en julio también la plataforma sueca de películas y televisión Voddler. También basada en el modelo de Spotify, el sitio ofrece el 80% de su contenido gratis en cuanto a películas o series que ya hayan salido en cines, video clubs, televisión, etc. El resto, películas que estén actualmente en videoclubs, puede alquilarse para su visionado a precios de entre 1 y 4 euros.
En fin… dice también Kelly en Better than Free y saben los que diseñan las experiencias de usuario de Netflix, Spotify que este tipo de acceso instantáneo, universal, puede ser mejor que la propiedad o las descargas ilegales, porque nos evita la responsabilidad de cuidar, hacer copias, catalogar, limpiar, almacenar.
Veremos si logra salir adelante y si conseguimos, entre todos, innovar en modelos de negocio y sobre todo crear un mundo más sostenible.
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Un comentario en “Netflix en España en 2012: más acceso y menos propiedad”