Ando leyendo estos días algunas cosas que tenía pendientes. En el caso de Freakonomics, encontraba un estudio que creo que os interesará, entre otras cosas por los matices que aporta a un tema que nos interesa especialmente aquí: el de la discriminación, sus mecanismos de mantenimiento y las estrategias para erradicarla.
Dejad que vaya al grano: no se manifiestan demasiadas formas de discriminación abierta hacia la gente de color. La discriminación positiva actúa en el caso de colectivos, como los de gente de raza negra o mujeres, que han protagonizado miles de causas y campañas públicas, así que cuando queremos aparecer como políticamente correctos no manifestamos de forma pública los prejuicios que sí existen en formas más intimas.
Los autores apoyan esta idea en el análisis de algunos datos de The Weakest Link, un concurso de Televisión (se ha emitido alguna vez en España, México, Chile, Colombia y Argentina) que consiste en que los concursantes responden a las preguntas del presentador. La idea es responder correctamente el mayor número de preguntas posibles dentro del tiempo límite. Al final de cada una de las 8 rondas es eliminado un concursante por votación de los demás, según el criterio de haber sido el peor en responder a las preguntas.
Pues bien… volviendo a los datos sobre discriminación parece que en EEUU los participantes favorecen a la gente de color (no les expulsan aunque respondan peor) pero discriminan a latinos y gente mayor. Concretamente en el caso de la gente de color no se les vota para expulsión porque después de votar se explican los motivos a la audiencia y la imagen que podría dar ante esta parece pesar más que el prejuicio. No se tiene ningún tipo de problema en mostrar los sesgos, sin embargo, cuando se expulsa sin motivos demasiado sólidos (aunque respondan correctamente a todas las preguntas) a gente mayor y latinos, mostrando que esta es una forma socialmente no penalizada y por lo tanto mucho más dura, de discriminación.
Trasladando el fenómeno a otros ámbitos, ocurre frecuentemente en elecciones en EEUU que los candidatos negros puntúan mucho más alto en las encuestas de intención de voto de lo que finalmente logran en los resultados. Cuando votamos de forma anónima aflora el prejuicio, perjudicando en este caso a los colectivos desfavorecidos de siempre, independientemente de lo “bien visto”, lo que las campañas hayan establecido como políticamente correcto en cada momento.
Transitamos, diría, en el caso de racismo, machismos, homofobias, todavía en una etapa inmadura de la justificación moral de la igualdad, en la que deseabilidad social todavía pesa más que la interiorización real de la idea de que todos/as deberíamos tener los mismos derechos. Las campañas por los derechos civiles han tenido éxito en el sentido de hacer ver a la gente que no es socialmente aceptable ser racista (y añadiría machista, homófobo, etc.) pero todavía vivimos formas profundas, inconfesables e igualmente reales de discriminación en esos casos.
En otros, como los de los latinos en EEUU o la gente de más edad en la mayor parte de las culturas occidentales, por citar solamente algunos de los colectivos más desfavorecidos hoy, el tema parte de mucho más atrás. Se suma en ese caso a la discriminación íntima la social y cultural, resultando un problema mucho más difícil de resolver.
¿Y yo qué hago?
Podría ser que los mass media, las campañas masivas por los derechos humanos funcionen para provocar comportamientos prosociales públicos pero no llegan con toda la contundencia que deberían a lo privado, a lo íntimo. Así, quizás la solución pase en mayor medida que nunca por la acción individual de cada uno de nosotros con nuestros pares, en nuestras redes sociales íntimas, en las que influimos de forma más intensa y definitiva.
Recordemos de nuevo nuestra fuerza en redes… lo que en un principio es deseabilidad social se convertirá en interiorización, en cambio de verdad después. Y todo ello en mayor medida si utilizamos la influencia interpersonal, cercana que establecemos en redes sociales, la que según muchos estudios influye más, en aspectos más importantes y de forma más permanente en las actitudes de los demás que la presión mediática de siempre. Quizás así podamos entre todos/as avanzar hacia una sociedad que realmente actúe de forma más horizontal y justa.
"En el caso de racismo, machismos, homofobias, todavía en una etapa inmadura de la justificación moral de la igualdad, en la que deseabilidad social todavía pesa más que la interiorización real de la idea de que todos/as deberíamos tener los mismos derechos".
El cambio de conciencia avanza lentamente, pero avanza a mayor velocidad que nunca en la historia de la humanidad, gracias a la enorme palanca que ejercen las redes sociales.
Interesante