Me llamaba la atención hace unas horas un nuevo estudio, polémico y creo que algo sesgado, pero que creo que vale la pena comentar. Parece que los millenials (añado yo el matiz, el estudio generaliza la ideal) tienen mayor capacidad para recordar posts en los social media que caras o sentencias en libros, según psicólogos de de la Universidad de Warwick. La diferencia es importante, similar a la que se produce entre amnésicos/as y personas con la memoria sana.
El experimento consistía en dividir a un grupo en dos, uno que leyera actualizaciones (“tengo 7894 días” o “es de mala educación hablar por teléfono en el tren”) en Facebook y otro frases de libros publicados, tomados al azar de lanzamientos de Amazon con frases no demasiado complicadas. Un segundo experimento probaba la memoria de rostros (a partir de 200 caras neutrales) vs. la memoria de los updates de Facebook.
Pues bien, tal y como anticipábamos, parece que la producción espontánea y sin demasiados filtros que proviene de la mente de los demás resulta ser el tipo de mensaje que más fácilmente se almacena en nuestras memorias. No es que el microblogging esté cambiando nada en nuestras memorias, dicen los responsables, pero sí proporciona insights acerca de cómo funciona, de la importancia del lenguaje coloquial.
Es en este punto en que creo que el estudio podría estar algo sesgado: la muestra corresponde a jóvenes, “nativos digitales” y no a población general, así que lo que podría esta manifestándose es la importancia de las cosas a su edad. Como comentamos a menudo cuando hablamos de TIC y TAC, el “hanging out”, la pérdida de tiempo hablando de cosas triviales en redes sociales, resulta una actividad prioritaria en la adolescencia que evidentemente se reproduce en los nuevos ecosistemas sociales aumentados a través de las redes. Lo interesante sería ver cómo evoluciona el tema, si se convierte en una característica cognitiva distintiva del individuo conectado que tanto nos importa.
Twitteracy, nuevas alfabetizaciones en redes sociales
Podemos estar, creo, ante un empobrecimiento del lenguaje significativo pero como siempre podemos verlo también en positivo… Quizás los social media, la presencia de profesores, académicos, investigadores, antes con tendencias endogámicas, ahora en los social media, estén acercando temas que antes se formulaban en lenguaje académico a la población general, traduciéndolos a un lenguaje coloquial que es más significativo y por lo tanto aumentando también el nivel cultural de la población general.
A todo ello añadiría los estudios que citábamos sobre el nivel cultural de los usuarios de twitter y sus beneficios como herramienta de desarrollo intelectual. Recordaría además que hablar en red, someter a la inteligencia colectiva mucho de lo que expresamos en un entorno más libre, educa en cuestiones ortográficas, gramaticales, etc. añadiendo una motivación social única al asunto.
Cuando pensamos en lo que incluso se está denominando “Twitteracy”, los nuevos registros lingüísticos y culturales del microblogging, destacamos que lo importante aquí es evitar ambigüedades, hacerse entender lo máximo posible. No se trata de nada nuevo pero sí de algo cada vez más común: la comunicación, la buena comunicación, la buena didáctica, siempre han sabido huir, sin caer en el peligro de simplificar más de lo necesario, de los lenguajes crípticos.
Mensajes naturales, mensajes empáticos
Volviendo al estudio sobre Facebook y memoria, el tema puede estar, en mi opinión, en la naturalidad, en la usabilidad natural, afín a la naturaleza humana y sus necesidades más básicas e instintivas de este tipo de mensajes. La claridad, la simplicidad, en otras palabras, pueden significar supervivencia en situaciones límite, resultando un elemento de selección natural el hecho de que se impriman con más fuerza en nuestras mentes.
También la sociabilidad del ser humano podría entrar en juego: la memoria puede trabajar mejor con los posts en redes sociales (que hemos llegado a denominar “redes sociables”), por el grado de elaboración social de estos. Puede que un mensaje literariamente elaborado nos alegre los sentidos o estimule intelectualmente pero no provoca, de entrada, la empatía, la cercanía, la conexión de un mensaje casual de alguien a quien estamos unidos en redes sociales (el grado de familiaridad con cada rostro en el caso de estos también debería, según mi hipótesis, variar los resultados).
Cabría distinguir, en este sentido, si el tema ocurre en mayor o menor medida ante mensajes de contactos con los que podemos tener algún grado de implicacíón emocional y en menor grado en redes de intereses.
En fin… que creo que, en definitiva, en un país en el que según el SIE12 estamos empezando a pasar más tiempo en las relaciones online que en las offline, todo lo que descubramos tendrá un valor incalculable.
Mickes, L., Darby, R., Hwe, V., Bajic, D., Warker, J., Harris, C., & Christenfeld, N. (2013). Major memory for microblogs Memory & Cognition DOI: 10.3758/s13421-012-0281-6
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3 comentarios en “Face o books: ¿Se recuerdan en mayor medida mensajes en facebook que frases en libros y caras?”