Dejo la entrevista que me realizaban hace unos días porque me ha parecido interesante para quienes me seguís aquí. Trata sobre el escrutinio en redes sociales, el por qué nos sentimos con el derecho de criticar abiertamente el físico de los demás en estos (y otros) contextos. Nos leemos pronto :)
¿Por qué en redes sociales nos sentimos con el derecho de criticar abiertamente el físico de los demás?
Bueno, la pregunta es por qué nos sentimos con ese derecho en cualquier ámbito. Siempre digo que las redes sociales son las nuevas ágoras públicas, las nuevas plazas del pueblo. Han cambiado algunas cosas respecto a las primeras, pero el ser humano no ha evolucionado lo suficiente como para controlar algunos de sus defectos. Este es uno de ellos que, además, amparado en el anonimato, se magnifica.
Estadios deficientes en la evolución ética de una persona son aquellos en los que nos comportamos educada y respetuosamente con los demás debido al control social, a lo políticamente correcto o por miedo al “peso de la ley” y no por convencimiento propio (estadios de evolución moral de Kholberg). Quien critica el físico de los demás en redes sociales y no en otros ámbitos, sea por miedo a quedar mal o por miedo a ser castigado por la ley es probable que, simplemente, esté poco evolucionado.
Primero, ¿por qué esa necesidad de criticar? Parece que, cuando alguien ve algo que no le gusta del físico de otra persona, se siente en la obligación de hacérselo saber, ¿por qué? Si esa persona no ha pedido opinión, ¿por qué ese impulso de manifestar la tuya?
Por inseguridades, por envidia, por competitividad, hay mil motivos, todos ellos basados en la necesidad de estar por encima de los demás. Cuando alguien tiene problemas de autoestima, inseguridades mal gestionadas, etc., cuando alguien se siente por debajo de los demás, tiene dos opciones: luchar, crecer por sí mismo, subir peldaños, o pisotear a los demás. Muchas veces no somos lo suficientemente fuertes o no tenemos los recursos necesarios para optar por lo segundo. Es algo similar a la proyección, esa tendencia a destacar en los demás lo que más odiamos e intentamos ocultar de nosotros mismos. También a aquello tan antiguo de que “la gente critica lo que no entiende”. Lo que tememos, lo que ansiamos en el fondo, lo que nos violenta y nos hace, de nuevo, sentir inferiores, es criticado. Pensemos en lo habituales que son las críticas sobre el físico de las mujeres socialmente relevantes, en política y otros ámbitos…
Y segundo, ¿por qué en redes sociales nos permitimos hacer daño de un modo que nos parece impensable en la vida real? A nadie se le ocurriría, estando en persona, decirle a quien tiene en frente que lo que lleva puesto le marca el michelín, que debería adelgazar un poco, que su nariz es fea o que tiene cuatro pelos, por ejemplo. ¿Por qué en redes sociales sí?
Impunidad, como he explicado. Se tiene aún la sensación de que “todo vale” en redes sin darnos cuenta de que cada vez están más reguladas.
Me parece que, en líneas generales, se dan dos formas de hacerlo: quienes critican abiertamente y con la clara intención de hacer daño (y no se molestan en disimularlo) o quienes emiten la misma crítica dañina pero respaldándose tras un ‘sin ánimo de ofender’. Estos últimos, ¿de verdad se creen que por acompañar su comentario de esa “muletilla” éste va a resultar menos hiriente? ¿O es solo una forma de autoconvencerse o defenderse a sí mismos ante posibles reproches futuros?
La muletilla responde a lo que comentábamos al principio, el control social, la reprobación del resto, que puede tacharnos de maleducados. Insulto porque no temo al castigo legal pero añado la muletilla porque temo a la reacción de mis iguales. La ética del cuidado, la solidaridad con los demás, según Gilligan, podrían estar también detrás de esa muletilla, como expresiones positivas de desarrollo moral distintas y asociadas al género femenino.
¿Qué consecuencias traen para el individuo que recibe estos comportamientos? ¿Y para el que los protagoniza?
Bueno, para quien los recibe, me sirve aquel dicho: no hiere quien quiere sino quien puede. Siempre he dicho que deberíamos tener las espaldas algo más anchas en redes. Como plazas, ágoras públicas que son, acogen a todo tipo de público, el nuestro y el que no lo es. En este sentido, son una oportunidad de escuchar a nuestro público, recoger su opinión y crítica constructiva, conversar con él… pero hay que saber ignorar al resto. No estamos acostumbrados a la crítica. Quienes hemos crecido antes de la red, habiendo sido criticados en las plazas clásicas, lo hemos ignorado (“que me critiquen lo que quieran… .mientras no me entere….”). Siempre digo que es absurdo que algunas “celebrities” se ofendan por críticas dirigidas a su físico, a no ser que sean modelos. Si uno/a es escritora/escritor, científico, actor, político o cualquier otra cosa no vinculada al físico, los insultos en ese sentido no deberían ofenderle.
Finalmente hay herramientas, también en redes, para filtrar, de entre la amalgama de comentarios que pueden surgir de estas plazas salvajes, los de la gente que nos interesa. Si bien no deberían afectarnos cierto tipo tipo de insultos, todas/os podemos tener un mal día, con lo cual la prevención (bloquear, crear listas, silenciar, dejar de seguir….) es una buena estrategia. Es lo que hacen, de hecho, los denominados nativos digitales, que lo son en este sentido y saben gestionar mucho mejor estos temas.
Con respecto a la entrevista, consideramos que las opiniones que se dan en un contexto virtual se realizan con mayor libertad al ser el emisor resguardado bajo el anonimato y asi no filtrar las criticas siendo las mismas destructivas, negativas, despectivas y poco empaticas al destinatario, receptor.
En epocas donde la tecnologia no era utilizada masivamente como ocurre actualmente, estas criticas se realizaban en diferentes contextos donde no llegaban a conocimiento de toda la sociedad (bullying); ahora estas criticas que tienen la misma finalidad rompe fronteras y fomenta que continuen juicios recurrentes.
Esperamos que tome de buena manera nuestra opinion. Saludos coordialmente.
Es interesante la forma en la que se plantea “la discapacidad moral” como una falta de evolución de la ética de las personas. Esa deficiencia de ética, da lugar a la violencia explícita mediante las redes sociales, dónde la impunidad juega el papel principal, ya que en el contacto directo al no existir anonimato, esa impunidad desaparece.
Lo cierto es que está propagación violenta demuestra la falta de empatía en la que de encuentra inmersa la sociedad en general. Que no teme mostrarla cuando su identidad permanece oculta.
Disentimos en el comentario de que dependiendo de la labor que cada uno realiza, debería afectar o no una agresión.
Ya que un desagradable mensaje sobre nuestro aspecto físico excede el ámbito laboral y penetra en lo personal.
Buenas tardes! Somos aspirantes de la carrera del Profesorado en Ciencias jurídicas, políticas y sociales de la Universidad Nacional de Río Cuarto, provincia de Córdoba, Argentina.
Nos encontramos leyendo su artículo por una actividad propuesta por el Docente Ever Cisterna.
En la actualidad es muy sencillo acceder a una red social pero a la hora de crearnos un usuario nos estamos exponiendo a los ojos y críticas de millones de personas con buenas y malas intenciones.
Las personas con malas intenciones, mejor conocidas como “heaters”, suelen esconderse detrás de perfiles falsos o anónimos, tema en el que podríamos detenernos y hablar de todas las inseguridades que se pueden ocultar también detrás de esos usuarios. Es decir, de sus propias inseguridades surgen las críticas ofensivas hacia otros. O podemos hablar también de el Bullyng virtual que, claramente, no tiene en cuenta el daño psicológico y emocional que puede desencadenar un “simple comentario”.
Entonces, debemos entender que cada individuo es un mundo con diferentes pensamientos, sentimientos, ideas. Deducimos y entendemos que en este mundo tan alterado por las redes sociales se ha creado un paradigma, donde luego nacen las inseguridades y los estilos de vida frustrados por querer mostrar algo que realmente no son.
Para finalizar creemos que todo lo anteriormente mencionado es fruto de la falta de empatía que abunda en las redes y de las diferentes personalidades que se ocultan detrás de cada usuario.