Conocidas son la ventajas del diálogo socrático para el aprendizaje. También, en un sentido similar, el constructivismo social recreado por Moodle y tantos otros en el entorno online nos habla de ello, de cómo se construye el conocimiento a partir de las interacciones con los demás. No me sorprende, así, la posición de Carl Wieman, profesor y premio nobel en Física que se daba cuenta de un tema interesante: a pesar de considerarse un comunicador brillante, sus alumnos no aprendían nada en sus clases. Y lo decía él mismo después de algunos experimentos: la escucha pasiva de sus clases arrojaba resultados decepcionantes si evaluaba lo que se recordaba después de 15 minutos, solamente el 10 por cien.
Su solución es simple: provocar la discusión, el debate entre los alumnos, logrando resultados entre el 50 y el 100% mejores.
La clave está en el protagonismo que asumimos al debatir, en la necesidad de reconocimiento social, en tantos otros motivadores que no analizaremos ahora pero que se repiten en cantidades extraordinarias en cualquier foro de internet.
Debatir, utilizar los foros de discusión en internet como estrategias para apropiarnos de las tecnologías como TAC, como se ha explicado tantas veces aquí y en otros lugares de la red (comentaba a este respecto en la versión impresa de La Vanguardia que los nativos digitales no nacen ni se harán si no incorporamos los usos serios de la tecnología a las aulas. También publicaba este estudio hace unos días, que relataba las primeras deficiencias en aprendizaje por no tener conexión a internet).
Hemos llegado, en otros términos, a un estado de evolución en el que está empezando a entrar en la conciencia social la utilidad de la red para el aprendizaje.
Tecnologías del Empoderamiento y la Participación, lo más ética posible, en redes.
Lo nuevo, en mi opinión, es que el mismo método de debate y discusión pueda utilizarse como TEP (Tecnologías del empoderamiento y la participación), como estrategia para educar la participación en un sentido cívico y de crecimiento ético personal. Si introducimos este tipo de prácticas en las aulas (como llevamos haciendo tiempo ya desde el elearning) lo podemos lograr.
El lenguaje en red puede empoderarnos, mejorar nuestra autoestima y posicionamiento en la sociedad pero también puede ser, como escribíamos ayer mismo, emocionalmente avasallador. Veía el otro día cómo un personaje famoso se quejaba de que cuando tenía un mal día no había nada peor que entrar en twitter y recibir unos cuantos insultos “insulsos”, si me dejáis añadir el matiz (“gorda”, era en ese caso el tema en cuestión). Ayer recordaba el primer capítulo de Black mirror en ese sentido, el de la magnificación de algunas cosas, también negativas, cuando los foros son más públicos que nunca, cuando los mensajes pasan de circular desde los entornos cerrados de las comunidades a los abiertos de las redes.
Resulta, en definitiva, esencial aprender, enseñar a comunicar en red. Con algunos objetivos como los siguientes:
-Conocer las implicaciones de cualquier discurso sacado de contexto. No hay discursos que puedan satisfacer a todos los públicos, como se pone en evidencia a menudo en los periódicos en versión digital, con comentarios sobre titulares que el propio lector descontextualiza, probablemente por puro desconocimiento.
-Saber distinguir entre críticas a argumentos y comentarios “ad hominem” (normalmente genéricos y dirigidos a la persona y no al texto o cuestión que se pretende criticar, gracias al amigo Luis Rull ), a los que no vale la pena responder.
-Muy relacionado con lo anterior, mostrar tolerancia 0 ante cualquier tipo de acoso o falta de respeto amparados en el anonimato o la seguridad que proporciona lo virtual.
-Recordar el efecto de las primeras impresiones y no difundir rumores negativos sobre alguien sin estar seguros de ello. Recordemos el tema de Lord McAlpine y las difamaciones que se extendieron en twitter sobre supuesto abuso de niños en Gales. Denunció después a twitteros que habían difundido el rumor.
–Educación en reconocimiento y control emocional para reconocer las propias emociones, como la ira o la envidia, siendo conscientes de la inutilidad del abuso online para aliviarlas. Insultar es poner en evidencia diversos complejos de inferioridad, manifestados normalmente en muestras de una superioridad fingida, que compensa carencias.
–Educación de la autoestima, la asertividad cuando hablamos en redes.
–Empatía: recordar que el insulto online puede afectar a determinadas personas, en momentos sensibles, como veíamos, o no habituadas al lenguaje en red. El tema es especialmente sangrante en la infancia y la adolescencia, cuando además el daño puede ser tan profundo como veíamos al hablar de las consecuencias neurofisiológicas además de psicológicas del acoso verbal.
En fin… no pretendo crear un currículo completo pero sí que empecemos a ser conscientes de la importancia de la introducción del diálogo no solamente para enseñar y aprender mejor sino también como herramienta de formación de una participación cívica basada en los valores que harán que las TEP tengan el máximo sentido.
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Este artículo, además de interesante como siempre, se me asocia con lo que se llama “fenómeno troll” de las redes http://es.wikipedia.org/wiki/Troll_(Internet). Para los que investigamos un tanto sobre cibercultura, es un fenómeno que ha sobrepasado el hecho social de una baja educación social expuesta y manifestada, hasta conformar “memes culturales” muy populares/virales. http://knowyourmeme.com/memes/trollface-coolface-problem
Este punto: “-Saber distinguir entre críticas a argumentos y comentarios “ad hominem” (normalmente genéricos y dirigidos a la persona y no al texto o cuestión que se pretende criticar, gracias Luis ), a los que no vale la pena responder.” se relaciona con una de las nuevas leyes de la netiqueta: “Don’t feed the troll”.
Gracias por el artículo!
Me parece que todo se logra con practica y seriedad para lograr el mecanismo más alla de la informalidad que trae la tecnologia. Involucrarse personalmente y controlar los exesos.
Estimada Elisabet: La existencia de trolls, puede considerarse como un caso particular de las falacias Ad-hominen, probablemente el caso más grave, pero no es el único. En una discusión racional, también puede hacer mucho daño la alusión a argumentos personales como “tú dices eso porque tu padre es rico”, La retórica es una disciplina que apenas se enseña o estudia en nuestros días, pero la parte que incluye la lógica para las discusiones sigue siendo extremadamente útil, como me han demostrado grupos que se dedica a eso como http://Conacento.org
Temazo! agregaría pruebe opinar sobre el tema opinable, no sobre la opinión de los opinadores precedentes.