Son muchas las líneas psicológicas que apuestan por reforzar lo positivo. Y es que la crítica que a veces utilizamos con la mejor de las intenciones, porque creemos que puede resultar un feedback que el otro asuma y ayude al cambio positivo, podría tener realmente efectos contrarios. Nos gusta tener la razón y más cuando nos referimos a las mejores cualidades de nosotros mismos.
Así, aseguran algunos expertos en coaching, como Richard Boyatzis, apuesta, si queremos ayudar a la evolución de alguien, por centrarnos en preguntas positivas: ¿Cuáles son tus sueños para un periodo de 10 años?
Lo afirma Daniel Goleman, el conocido gurú de la inteligencia emocional en Focus: The Hidden Driver of Excellence: Hablar sobre objetivos en positivo, sobre sueños, activa los centros cerebrales de la recompensa, los recuerdos positivos y los sentimientos de superación, dejándonos más abiertos a nuevas posibilidades. Por el contrario hablar de lo que debemos solucionar activa la ansiedad, la tristeza, la preocupación, bloqueando las posibilidades de mejora.
El autor lo resume en una frase: necesitamos atender a lo negativo para sobrevivir pero necesitamos en mayor medida ilusionarnos para mejorar.
También lo veíamos cuando hablábamos de cómo el optimismo fomenta la creatividad:
“Cuando somos optimistas, cuando nos consideramos afortunados tendemos a observar el mundo que nos rodea de forma amplia y creativa, vemos soluciones en lugar de problemas, oportunidades en lugar de amenazas.
Instados a contar el número de imágenes que aparecían en un periódico se dividía al grupo en dos, los que habían puntuado alto en una escala de suerte autopercibida y por otro lado los que pensaban que no tenían suerte. Pues bien… los segundos pasaban todas las páginas, contaban todas las imágenes y al final solían equivocarse en el número mientras que los que se consideraban afortunados tendían a observar más, de una forma amplia y a ver el cuadrito que en la portada anticipaba la solución correcta: “Hay 45 imágenes en el periódico”.
La explicación puede estar en los circuitos cerebrales que activan la autoreflexión y la creatividad, que parece que funcionan de forma mutuamente excluyente. Ambos en los lóbulos frontales, la investigación de Limb con músicos descubre que mientras se crea tienden a inhibirse los lugares asociados a la razón, al juicio y la crítica. El hemisferio derecho creativo también podría ser responsable del tema: cuando pensamos de forma lateral, alternativa y no habitual somos capaces de encontrar soluciones inesperadas a los problemas.”
El circuito cerebral encargado de todo ello es el de la dopamina, que junto a algunos opiáceos endógenos, como las endorfinas, nos mantiene con energías, nos ayuda a focalizar la atención, a ser más flexibles y a conectar con los demás.
El tema resulta crucial en educación, así como en nuestras relaciones personales. Aunque no siempre nos sea fácil, acercarnos a las cualidades y sueños de alguien y no a sus defectos, debilidades y pesadillas, puede ser mejor forma de ayudarle, de provocar aprendizajes y logro de objetivos valiosos.
En fin… ¿Cuántas veces os han dicho aquello de “no te hagas ilusiones? Pues bien… resulta sí vale la pena hacérselas :)
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Optimistas sí, ingenuos no.
buen artículo
Qué difícil para un adolescente o para un joven, aprender a minimizar las críticas.
Qué difícil para un adolescente o para un joven, aprender a minimizar las críticas.