Ni siquiera un laptop por niño: os daremos un ordenador virtual para pobres.

The XO-1 model laptop from the OLPC projectEl peligro no es cuestión de un par de golpes

el peligro es no saber ya dónde ir

el peligro es no encontrar jamás tu sitio

y pensar que ya llegaste sin partir”

(de una preciosa canción de “Revólver”)

 

Me sorprendía ayer una noticia, leída en Tendencias XXI: una iniciativa tecnológica que dice “democratizar completamente Internet”. Es un titular arriesgado, que abre algunas nuevas posibilidades pero peca, en mi opinión, de desconocimiento o elusión intencionada de determinados e importantes datos.

Juzgadlo vosotros mismos:

Jooce ofrece gratis a cibernautas nómadas un ordenador virtual, seguro y sin límite de memoria.

La brecha digital entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo podría reducirse gracias a iniciativas como la de Jooce, una plataforma que permite tener un ordenador en Internet, es decir, sin comprarnos la computadora. En tan sólo tres meses de prueba, ya se han apuntado a la plataforma 20.000 usuarios y su potencial de crecimiento se calcula para 500 millones de personas que en el mundo acceden actualmente a la red desde ciber-cafés.

Jooce permite la omnipresencia de la información personal con tan solo acceder a Internet desde cualquier lugar y a cualquier hora. Tal y como explican sus creadores: “la filosofía de la plataforma de Jooce es que todo aquel que no cuente con su propio ordenador personal pueda tener acceso a una vida productiva e interesante”.

La revista Business Week ha enfatizado esta posibilidad ofertada por Jooce, y en un artículo sobre la iniciativa lanza la siguiente pregunta: ¿por qué, en lugar de un “ordenador por niño” (como propone el proyecto OLPC), no generalizar los ordenadores virtuales en los PCs públicos?

Es como un “escritorio online”, o una especie de ordenador virtual, en el que la información personal queda registrada sin necesidad de que exista un disco duro.

La BBC explica que Jooce es, según Bryce Corbett (uno de sus inventores), un medio privado y seguro. Todo lo que en Jooce se guarda permanece archivado en una base de datos central. Corbett señala que el sistema es incluso más seguro que el disco duro de cualquier ordenador personal.

Sus usuarios pueden acceder a su propia información desde cualquier conexión a Internet, donde quiera que se encuentren en el mundo. Así, Jooce alcanza su objetivo principal: democratizar el acceso a la información.

El servicio es ofertado de manera gratuita (para ser autosuficiente se mantendrá con publicidad) y el espacio de almacenamiento de información es ilimitado. En la BBC también se explica que el equipo de Jooce colabora con organismos no gubernamentales que tratan de hacer llegar a la población ordenadores personales a precios accesibles. Así, se intenta conseguir un efecto multiplicador: si por cada ordenador conseguido hay 10 usuarios de Jooce, los beneficios se multiplican.

Asimismo, se encuentra disponible en 19 idiomas (inglés, español, francés, portugués, hindú, chino, coreano, japonés, turco, etc.). El idioma de Jooce se sincroniza automáticamente con el idioma desordenador desde el que se hace la conexión a la Red. El formato de Jooce está diseñado en flash.”

 

El proyecto parece interesante en cuanto al traslado, la ubicuidad de nuestros contenidos en la red (los escritorios virtuales eran una de las perspectivas abiertas de futuro cuando hablábamos de ello hace un par de años), una herramienta útil para internautas nómadas, pero en mi opinión, de ahi a erigirse como artífices de la democratización del acceso a la red, va, no ya un trecho, sinó una ruta de ida y vuelta completa.

 

No sé a vosotros pero a mi la solución no me convence. Primero porque no son herramientas del todo nuevas y no he leído que sus sucesoras, googledocs o los discos virtuales reduzcan demasiado la brecha digital.

 

¿Se ha estudiado el perfil de esos 20.000 usuarios? Creo que no son el colectivo sobre el que Jooce incita a que pensemos. Son muchos los que no solo no tienen acceso a ningún ordenador sino que además, no sabrían qué hacer con él. Por seguir reflejando mis dudas y críticas en cuestiones abiertas ahi os dejo algunas más:

 

¿Podrán los “pobres” pagarse un cibercafé si no pueden pagarse un ordenador?

 

La simplicidad de la plataforma es evidente. ¿No estaremos ofreciendo un manejo básico pero efectivo de las tics a personas poco alfabetizadas digitalmente y que se convertirán a largo plazo en los “consumidores pasivos de la sociedad de la información”?

 

¿Serán capaces mediante “parches” de este tipo de convertirse también en productores activos de conocimiento, partícipes y no sólo consumidores de la información que la sociedad de la conversación genera?

¿Es posible un mundo que trastoque la tradicional estructura entre productores y consumidores? y si lo es…¿Puede ser alguien productor con herramientas de segunda clase como esta?

 

 

Trabajé durante años en el sector de la Responsabilidad Social Corporativa y créanme, salvo honrosas excepciones el objetivo es el de siempre: ser socialmente responsables como valor añadido, compensación por delitos medioambientales, como factor diferencial frente a la competencia, como nueva estrategia de márketing para lo de siempre: Ganar dinero.

Quizás sea demasiado fácil, desde la sociedad de la abundancia, regalar aire para curar así nuestra conciencia. Y decir que hemos llegado cuando ni siquiera salimos (Véase el fracaso de los OLPC)

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