No deja de sorprenderme la complejidad de los sentimientos, de las formas de interacción entre humanos, que dan lugar a inagotables espacios de relación social cuando todo parecía ya hecho. Sí, hay espacio para más redes sociales porque somos seres complejos. Chatroulotte, más recientemente Snapchat o el proyecto de Frank Warren’s PostSecret project  que puede considerarse precedente de la app que quiero presentar hoy, son ejemplos notorios de que “hay vida para los matices de la emoción humana más allá de Twitter y Facebook”.

En el intermedio está Wishper (App para iOs y Android), una aplicación especialmente pensada para compartir frases con imágenes de secretos, deseos, sentimientos, etc. bajo el más absoluto anonimato. Después de varios meses en el mercado y respondiendo a la cuestión con la que empezábamos, ¿es su uso previsible, estará plagada de spam, insultos, mentiras?

Pues parece que no, que si bien no todo lo que contiene es real (no suelen serlo los deseos ), la mayor parte de los mensajes actúan como una especie de terapia de grupo que conecta a las personas con las experiencias íntimas de los demás, resultando redes de apoyo y alivio a la soledad.

Recuerdo la certera frase de alguien en Facebook “las cosas verdaderamente importantes no se comparten aquí”. Pues bien… quizás sí con los múltiples amigos invisibles que pueden estar allí.  Wishper conecta a la gente alrededor de pensamientos, ideas, emociones y experiencias que no quieren compartirse bajo una identidad diáfana, lo cual no deja de tener sentido.

Secret es algo parecido aunque quizás más morboso. De lo que se trata en este caso es de compartir el mismo tipo de cosas con amigos, con gente especialmente significativa, pero sin saber nunca quién emite cada mensaje. La curiosidad, la empatía, aumentan lógicamente en el caso de esta nueva App (de momento solo para iOs).

Ahora que llega carnaval la metáfora es fácil: Secret es como un baile de máscaras en el que sabes quién está en la fiesta pero no quién está diciendo cada cosa. Ayer leía otra frase “lo importante no es lo que se piensa sino lo que se siente”. Pues bien, aquí podremos decir esas cosas importantes que sentimos. El efecto emocional es potente: expresar a veces ese tipo de cosas más allá del escritorio de nuestro ordenador, ante gente que nos importa (ese rincón de la nueva plaza del pueblo al que siempre acudimos), pero desde el lugar seguro del anonimato, puede aliviar sufrimientos, ansiedades, inseguridades que de otra forma tendrían difícil salida.

De nuevo de forma sorprendente, parece que la comunidad no está siendo demasiado trol, dedicándose a criticar al resto. Por contra, la gente aporta consejos, de forma totalmente desinteresada (si desligamos el altruismo de la identidad, no quedan dudas acerca de su autenticidad más allá de la egolatría), a los demás.

En fin.. que no es extraño que aparezcan este tipo de aplicaciones en la Sociedad de la Transparencia, cuando Facebook y otros manifiestan o se comportan como si el ser humano tuviese una única, diáfana y simple identidad que exhibir, vender, explotar, rentabilizar. Está claro que somos maravillosamente más complejos que eso.

Escribía García Márquez que todos tenemos tres vidas: la pública, la privada, la secreta. Facebook, Twitter, habían anulado los límites entre las mismas. Pero como siempre decimos, es la naturaleza humana la que crea los usos y la mejor herramienta la que se adapta a la misma sin tratar de imponerle nada. La emergencia de estas apps vuelve a demostrarlo.

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