Bastante resumida en la edición dominical especial impresa de ABC y porque creo que os puede interesar, os dejo Entrevista sobre Chatroulette y los jóvenes en las redes sociales en general que me realizaban hace unos días. Intento incidir en sus posibilidades, más que en sus amenazas, más desde que Shirky nos recordaba cómo, después de los usos más banales de los nuevos medios vienen otros más elaborados. En este caso, prestad atención al tema Junto, del que ya hablamos en otro momento.
¿Ha utilizado Chatroulette, chatville o alguno de estos chats? Si es así, ¿cómo ha sido su experiencia?
Sí, pero de forma experimental y sin demasiado que contar. De hecho, creo que fue la primera vez que tuve la sensación, en Internet, de no poder entender del todo el fenómeno, la primera vez que preferí observarlo. Se orienta, de hecho, a un tipo de uso social, lúdico, de cita, que no es el que realizo de forma habitual, pero lo creo potente, con altas posibilidades de convertirse en una característica interesante para los típicos sitios de “ligue” online (es, de hecho, lo que hace Chatville en Facebook, como una aplicación más, una nueva variación en el amplio abanico de formas de comunicación, de interacción, que ofrecen las redes sociales), pero también, mediante determinados filtros, para otro tipo de usos.
En este sentido entiendo mejor o me resulta más útil y familiar la idea, filtrada y controlada de Junto. Se trata de una derivación temprana de Chatroulette que podría significar una nueva forma, exploratoria, de formación abierta y social, entre pares. Algo así como un diálogo socrático actual, también cercano a conceptos como el de Educomunicación de Paulo Freire y otras derivaciones del constructivismo social.
Es curioso porque nace de la adaptación de una idea forjada en 1727. Originalmente “Junto” era un tipo de club, inventado por Benjamin Franklin para el aprendizaje entre pares (crecimiento mutuo). Similar también a los cafés literarios más propios de nuestro contexto, su propósito era el debate de temas morales, políticos, filosofía, etc…
Esa idea es la que recrea su versión online.
¿Qué clase de metáfora es Chatroulette? ¿Por qué cree que es atractivo?
Siguiendo un poco con la derivación anterior, los estudios dicen que la conversación, no solo nos forma, nos ayuda a aprender. También, especialmente si dialogamos de forma significativa, nos hace más felices. Cuando dos personas establecen una conversación profunda pronto crean significados compartidos, fortaleciendo conexiones y lazos de interdependencia, básicos en la consecución de la seguridad, de la felicidad. Aunque suene contra intuitivo, la gente que se pasa el día manteniendo profundas parece ser más feliz, según Matthias Mehl, psicólogo en la Universidad de Arizona.
Pero además de eso, Chatroulette recrea algo que nos resulta especialmente motivador y es fundamental en la afición a muchos juegos: la seducción por el azar.
Veremos, además, qué usos le dan, cómo lo apropian, le aportan nuevas funciones los usuarios/as. Es pronto para ver si se trata de una moda pasajera o de una nueva forma de comunicación capaz de cambiar aspectos sociales, culturales e incluso morales de la sociedad general. Apuesto por lo segundo. Es posible que haya llegado pronto, adelantada a su época, pero la creo una herramienta que va a seguir dando que hablar, sobre todo en términos de transparencia o de redefinición de la privacidad.
Otro importante atractivo está en que nos pone en contacto con la diversidad, la exhibición creativa de talentos que de otro modo quedarían ocultos. También abre nuevas posibilidades de práctica de comportamientos o roles sociales, en un entorno, en principio y si nos mantenemos en lo virtual, enormemente seguro, a un click de la desconexión o alejamiento de situaciones que nos puedan ser embarazosas y que podrían generar mucha ansiedad en la vida real. Esto último resulta, desde el punto de vista e la psicología, importante en la experimentación de la propia identidad.
¿Qué tipo de peligros implica?
Es una herramienta difícil de valorar en ese sentido. No es un problema si pensamos en adultos, pero sí en niños. Los/as que nos dedicamos a estos temas hemos aconsejado siempre a los menores no hablar con extraños en Internet, lo que en este caso eso se convierte en el objeto principal de la herramienta.
Podría resultar una nueva preocupación en las familias, pero es curioso que la herramienta, creada por un adolescente, no triunfe especialmente entre este colectivo. No es conocida, prácticamente, por nuestros hijos/as, más conscientes de los peligros del anonimato de lo que pensamos los adultos. Por el contrario, su uso es habitual entre jóvenes adultos/as, tal vez porque se sienten más capaces de afrontar cualquier peligro asociado o derivado.
¿Qué opinas del surgimiento del chatroulette map?
Se trata de una de las apropiaciones, de las derivaciones previsibles que comentaba. Por un lado provee de una capa de realidad, de sentido real para conocer gente, posibles amigos y sobre todo hoy, parejas sexuales o sentimentales, que probablemente no figuraba entre las intenciones iniciales de su creador. En términos de privacidad, sin embargo, el elemento localización convierte la herramienta en especialmente peligrosa.
¿Qué tipo de relaciones y comportamientos se establecen en la redes sociales y en qué medida chatroulette representa una continuidad o una ruptura de éstos servicios? ¿En qué se diferencian los vínculos sociales de la sociedad analógica y los de la digital?
Los teóricos de redes sociales (Granovetter, en este caso) hablan de lazos débiles para referirse a los que se establecen muchas veces en Internet. También de la relevancia de este tipo de lazos en términos de networking e incluso como iniciadores de cambios muchos más profundos en el sistema. Lo que es claro es que la “conectividad”, lo amplio y rico de nuestro grafo social (que es como se llama al dibujo de nuestras relaciones on y offline), son cosas cada vez más importantes en términos de influencia social. Es posible, por otra parte, que la distinción entre mundo digital y real tenga cada vez menos sentido. Creo que para los “nativos digitales”, los digitales no son más que otro tipo de entornos, ni más, ni menos importantes que los reales.
Creo que Chatroulette inaugura un nuevo tipo de lazos, más cercanos a conexiones casuales pero también valorables. De hecho, existen empresas que lo utilizan ya como herramienta de marketing y dicen que con muy buenos resultados.
No preveo rupturas, más bien integración del servicio o de los mashups (combinación de distintas aplicaciones) que a partir de él se establezcan, en lo que denominamos nuevos canales sociales o Social Media.
¿En qué puede degenerar Chatroulette ¿Por qué cree que el sexo es tan predominante en este servicio? ¿Es un sitio para depravados o es que todos somos un poco depravados?
Como bien comentas, el mercado de contenidos sexuales en Internet ya se lo ha apropiado. Lo que se me ocurre que podrían ser opciones de futuro consisten en su integración en sitios de contactos, usos en formación como el que explicábamos y cualquier otra cosa, en el caso de que imaginemos los distintos filtros que podríamos añadir para restringir el azar del que parte.
Puede resultar muy interesante para iniciar una red en determinada profesión o de personas que compartan determinados intereses, como una sesión de networking más aleatoria de lo normal.
¿Qué opina de la existencia de “celebrities” como Merton?
Ya conocemos internet como espacio privilegiado para difundir talentos ocultos. Son muchas, en otras palabras, tanto sus posibilidades para la difusión creativa como para el marketing.
Son muchos los músicos que se apuntan a la viralidad de la red. Ben Folds, por ejemplo, que ya jugó a generar expectativas subiendo una copia falsa de su último trabajo a Internet, imitaba la estética de Merton, con su capucha y le dedicaba una canción hace poco.
¿En qué medida nuestros comportamientos virtuales inciden o definen a la persona real?
En gran medida, creo. Planteo siempre como una evolución o cambio clave entre una primera etapa y la que vivimos en la red, la cuestión de la autenticidad. Si cuando descubrimos la web, muchos nos comportamos como cyborgs, nos reinventamos, experimentamos las distintas facetas de nuestra identidad en ella, si, como recordarán algunos, una viñeta muy conocida reflejaba un perro ante un ordenador comentando cómo “en Internet nadie sabe que soy un perro”, ahora falsear la identidad está mal visto entre los jóvenes. Me sorprendía hace poco en un congreso al respecto la reacción de un grupo de jóvenes a quienes se preguntaba si alguna vez habían fingido ser otras personas en internet. La respuesta era negativa, rotunda y unánime. Otra vez, los jóvenes resultan más conscientes y responsables de lo que creíamos y es un comportamiento socialmente reprobable entre los pares la mentira, falsear la propia identidad, dentro o fuera de la red. En Chatroulette se penaliza (se salta) especialmente a gente disfrazada o animales, que son considerados como “troleo”.
A pesar de que siga vivo el mito de internet como entorno que nos aísla, la realidad es que se valora especialmente, siguiendo el patrón que describíamos, la relación “Face to Face”, cara a cara, auténtica en los diversos sentidos del término, con otros.
¿Qué diferencias encuentra entre el comportamiento y la socialización de los jóvenes 2.0 y los de la generación anterior?
Supongo que no demasiadas en lo importante, pero sí aparentemente, como en el caso de la multitarea, la tendencia a combinar relación virtual – real o su destreza con múltiples medios. Me gustó una frase que leía hace poco: nosotros crecimos viendo vídeos, ellos editándolos. Eso ocurre en muchos aspectos. Tienen muchas más posibilidades de desarrollo y expresión de la propia creatividad ante un público más amplio que las que nosotros tuvimos.
No son demasiado distintos, sin embargo, en lo esencial, hacen lo mismo que nosotros hacíamos a su edad, lo que Danah Boyd denomina “hanging out”, pasar el tiempo, sin objetivos claros más allá de los afectivos o lúdicos, con amigos y amigas.
¿Qué es realmente Chatroulette y quiénes son sus usuarios?
Es algo así como un “windows-shopping”, un escaparate, un bazar de gente real. Es pronto, de todos modos, para responder con fidelidad a la pregunta pero tenemos ya algunos datos al respecto. Parece que hoy, como decíamos, su población es mayoritariamente de jóvenes adultos. En cuanto a las actividades que realizan, parece que un 10% son voyeurs sexuales, un 10% desarrolla performances artísticas y la mayoría es gente joven pasando el tiempo (el “hanging out” que definíamos antes). Se evita, en general, encontrarse con gente conocida, tal vez porque nos avergüenza, en cierto modo, reconocer la soledad que puede ser, por sí sola, un importante motivo para utilizar este tipo de servicio hoy por hoy.
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2 comentarios en “Azar, transparencia y redes, nuevas narrativas y formas de relación de los jóvenes”