Habéis leído bien. Como servicio de redes sociales que puede ser escenario de buena parte de la vida privada de gente en potenciales situaciones de riesgo, como lugar al que la gente podría acudir a pedir ayuda, parece que la idea de poder recibir un soporte instantáneo a través del sistema de chat no es mala.

Casi 100 americanos mueren cada día, 36,035 cada año, de acuerdo con las estadísticas oficiales, así que no resulta extraño que también Google y Yahoo hayan tomado cartas en el asunto. Si se realiza una búsqueda sobre el término “suicidio” los primeros resultados dirigen a un número de teléfono de la línea nacional norteamericana de prevención del suicidio.

Volviendo a Facebook  y su Lifeline (es así como se llama el servicio) son frecuentes, al parecer, las expresiones de este tipo en el servicio.  Pero contra lo que pensaba en un primer momento no se trata de que Facebook rastree para encontrarlas sino que si un amigo detecta el riesgo o algún pensamiento suicida en cualquier página puede reportarlo para que FB envíe un correo instando a la persona a contactar con el teléfono correspondiente o si se prefiere a pinchar un enlace para chatear con los profesionales del servicio.

La diferencia está en que lo harán de forma directa. Y se basan en buenos argumentos desde un punto de vista psicológico, como los que aseguran que se reduce el número de suicidios en caso de intervención rápida. Además en muchos casos la gente en esa situación quiere hablar con alguien pero no quiere llamar por teléfono. La mensajería instantánea resulta perfecta en este y otros casos, como veíamos en el artículo sobre identidad digital que publicábamos recientemente en Cuadernos de Pedagogía. El servicio responde en la actualidad a docenas de usuarios cada día y está disponible las 24 horas del día en la opción de chat.

En fin…, que Facebook lanza iniciativas de este tipo de forma periódica, con la puesta en marcha de un servicio para reportar bulling, contenido ofensivo o perfiles falsos este mismo año. Quizás intenten, en tiempos en los que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) exige a Facebook mayores compromisos con la privacidad o la la Unión Europea se plantea limitar a Facebook el uso de datos privados de sus usuarios y su cesión a terceros, lavar su imagen.

Bienvenida sea en todo caso la iniciativa, que me recuerda que en los servicios de redes sociales están las nuevas plazas públicas de esta ya hipersociedad,  pero sigo opinando que la responsabilidad social de la compañía debería traducirse en mayor medida en liberación de datos para  investigación social que en este tipo de aspectos.

Finalmente, creo que asistimos a otro de los muchos fenómenos provocados por la competencia que supone Google Plus. Es ya una tendencia, provocada por las luchas y gracias  a ellas, que los usuarios asistiremos a la aparición servicios cada vez más sofisticados, los que podríamos llamar servicios de redes sociales de segunda generación.

Así, si no podemos competir en tecnología lo haremos en servicios “humanos”, responde un Zuckerberg que empieza a notar cierta recesión en la actividad de su red social.

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