Creo que será frecuente en los próximos tiempos y a partir de la idea de Identidad digital en la Sociedad del Conocimiento, la aparición de modelos, propuestas, recomendaciones alrededor de herramientas, integrales e integradoras, de organización y comunicación que nos hagan más eficientes, refuercen las posibilidades abiertas por nuestras competencias digitales en la web.
Los PLE (y sus derivaciones, PLN, PKE, etc…) sobre los que hablaré el próximo martes para Compartim en Barcelona, no dejan de formar parte de este tipo de iniciativas, que pretender cerrar por primera vez el círculo (habrá muchas vueltas más) a partir de la experiencia de años de prueba que llevamos con cada aplicación.
Por otra parte, comunidades de práctica, presencia en los social media están siendo temas fundamentales en las estructuras sociales “fuera de la web”. Vivimos una etapa de alfabetización digital (y hasta social) y definición de presencias institucionales, de integración, de fusión entre las culturas, las economías, los usos sociales de la web y el mundo.
Organizaciones, empresas 2.0 o la idea que expresaba en un discurso reciente Nova Spivack, para lo que hemos venido definiendo aquí como “La web del mundo real”:
En otros términos, la tercera década de la web (o la web 3.0) supondrá que alteremos el discurso y empecemos a ver, como nos decía, la web y el mundo real como una sola cosa: De la World Wide Web (Web amplia mundial) a la Web World Wide (La web en todo el mundo). También Kevin Kelly, con su “the ONE machine” hablaba de la misma evolución.
Somos responsables, por lo tanto, quienes trabajamos en este tipo de propuestas, ya no del futuro de la web, sino de la evolución de las estructuras en el mundo real a partir de lo que aquí dibujemos.
Es posible que, como aprendía ayer leyendo y escuchando a Francesc Llorens en el encuentro Novadors 2009, que en parte sea tarde, que las tecnologías estén perdiendo, desde el momento en que son universales, su potencial disruptivo como motores de cambio para una sociedad.
O extrapolando el tema al que me ocupa, que cualquier intento de unificar la diversidad (y la propuesta de marcos de referencia lo es), sea de entrada peligroso si lo que pretendemos es mejorar la realidad.
Pensando en Entornos Personales de Aprendizaje y sin renunciar a la utopía tecnológica, creo que como mínimo debemos pensarlos bien: Son de hecho herramientas que integran infinitas “no neutralidades tecnológicas”, internas y externas a la organización y que seguro terminarán marcando en uno u otro sentido, la evolución de la propia empresa-organización y del individuo en ella.
Es importante, entre otras cosas y desde este punto de vista, el “hub” central entorno al cual construyamos el ecosistema informacional.
Podemos imaginar más Frameworks a los que aplicar este nuevo criterio de potencial disruptivo, más modelos, casi infinitos (en el fondo esta sería en sí una buena definición de los PLE) acerca de la facilitación del aprendizaje en la organización, pero nos sirve como ejemplo el siguiente:
No es lo mismo que el centro del PLE sea el flujo de información sindicada derivada de planetas de blogs de cada participante, que diseñarlo entorno a wikis o los diversos repositorios de contenido “oficial” o consensiado de la organización. Todos pueden ser elementos de la configuración final del PLE, pero situar el centro en uno u otro término, tiene una importancia crucial.
En el ejemplo anterior, el continuo va, en definitiva, desde la importancia central de la persona a la importancia central de la organización, de la distribución y la libertad informacional al posible control por parte de la institución o el consenso del grupo:
Algo similar podríamos afirmar sobre la construcción de la identidad digital de empresas y organizaciones en los Social Media: una mirada crítica al software que utilizan, pero también a las estructuras que proyectan, puede decirnos mucho acerca de cosas como la horizontalidad en la comunicación, la confianza interna, el clima laboral, el grado de control del que parten.El tema, en el caso que nos ocupa, no es tan fácil como el que refleja la adopción o no de software libre.
Hablando de e-portfolios institucionales, lo comentaba el otro día en la sesión sobre Open Social Learning: algo tan simple como publicar desde la empresa, institución, organización, un flujo informativo común de los posibles blogs profesionales existentes de empleados, estudiantes, profesores, puede reflejar de forma poderosa al exterior la confianza, transparencia, experticia, que muchos creemos como los valores principales de la web social.
Había reflexionado ya sobre cómo matizar la personalización a la que alude el propio concepto de PLE, según criterios como el nivel de alfabetización digital del colectivo al que pretenden ser útiles o los distintos “estilos de aprendizaje”, entre otros factores, pero creo que añadiré como factor clave esta nueva dimensión socio-política a la toma de decisiones al respecto de cómo trazaremos estos nuevos universos.
Si hablamos de PLE, de cualquier intento similar de creación de universos de aprendizaje o información comprehensivos, el peligro de no darnos cuenta de la no neutralidad tecnológica de las elecciones o no elecciones sobre aplicaciones únicas, se multiplica.
Quizás sean adecuadas, de nuevo, las recomendaciones de Clay Shirky entorno a la apertura: creemos lo que creemos, hagámoslo como jardineros y no como ingenieros. Las plantas (el aprendizaje individual, el aprendizaje en la organización) deben crecer en entornos flexibles, tener espacio para crecer de forma libre.
Los que las creemos no marcamos, según otra metáfora de Shirky, el itinerario. Más bien conducimos, modulamos la dirección de una canoa a través del río de una evolución tecnológica imparable a la que deberemos, como podamos, adaptarnos.
Imagen: Circle love
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