Me gusta cuando la ciencia confirma el sentido común :)
Por eso quería comentaros hoy una interesante publicación en Science Daily que confirma y profundiza en el ya conocido “sesgo de confirmación”.
El estudio, que incluye el análisis de 91 estudios sobre unas 8000 personas, revela que tendemos a buscar información que confirme nuestros puntos de vista y rechazamos aquellos datos que no lo hacen. La idea es que tenemos el doble de posibilidades (67%) de actuar de este modo, de desechar lo que no encaja, frente al opuesto (33%).
Nos lo habían dicho desde la Psicología cognitiva y social (también, en filosofía, con el segundo Wittgenstein para el lenguaje y su carácter subjetivo): Cualquier idea que contravenga nuestras visiones provocará disonancia cognitiva, fenómeno que nos impulsará a resolverla, incluso, si es necesario, obviándola.
Existen, por otra parte (lo que probablemente sea lo más interesante), diferencias individuales en cuanto a que aquellos con mentalidades más cerradas, son más reluctantes a exponerse a perspectivas distintas, comenta Albarracín, responsable del estudio. En ese caso, el sesgo que llevaría a negar todo lo nuevo, lo que no encaje con estructuras o mapas mentales preconcebidos, aumentaría al 75%.
Curiosa es una de las variables implicadas: Las personas son más reticentes a nuevos puntos de vista cuando estos se refieren a temas políticos, religiosos o valores éticos.
¿Han provocado este tipo de ideas mayor disonancia cognitiva, se han evidenciado, por alejarse demasiado de la razón, demasiado desconectadas y ha sido demasiado el esfuerzo cognitivo que se dedicó a justificarlas? ¿O podríamos suponer que la resistencia es simplemente mayor cuando entran en juego componentes emocionales como los que basarían cualquier argumento en valores?
Son muchas las cuestiones que se nos ocurren, pero sobre todo una la hipótesis que tales resultados parecen confirmar:
Cambiar, adaptarnos a la realidad, a pesar de su importancia puede resultar una tarea complicada, o por lo menos, más lenta de lo que algunos desearíamos.
Hablábamos hace muy poco sobre el cambio cultural profundo que vivimos (co-evolución tecnología e inteligencia) .
Y creo que la investigación nos proporciona la excusa perfecta para seguir reflexionando:
No tengo las respuestas, pero sí algunas claves para entender el problema y actuar, como formadores, mediadores, facilitadores, evangelizadores, en consecuencia:
- Incluso el innovador, hoy, el disruptivo, puede estar formando parte de un grupo, seleccionando de hecho las conexiones que establece, según el patrón de coherencia estudiado.
La homofilia (predilección por lo igual), la idea de homogenización intelectual que se desprende del estudio, pueden convertirnos, por más que pretendamos estar viviendo en la sociedad del conocimiento libre, en un grupo autocomplaciente y carente de potencial activista / innovador. (era el tema también de una interesante reflexión en Inquietos)
Es la sospecha que emerge en los grupos cada vez que planteo en grupos la idea de una web 3.0 personalizada, individual: ¿No nos convertirá ese “universo cercado” y ficcional que puede estar significando la web contextual, en seres aún más limitados para integrar una diversidad que hoy y a pesar del caos, nos enriquece?También es una precaución a tomar cuando personalizamos nuestros entornos informacionales/de aprendizaje: ¿dónde queda el azar? ¿No estaremos limitando el potencial de nuestra exploración?
- Interesante sería investigar si el problema está en el miedo, en el apego excesivo a lo que ya se sabe, por miedo o falta de motivación para derribar lo que hoy se ha convertido en obsoleto.Diría Alejandro Piscitelli, con cuyo tecnoirreduccionismo me alineo, que los teóricos tienden a repetir infinitamente sus errores epistemológicos.
Y emerge del estudio la idea de que las personas con poca confianza en las propias capacidades tenderán a cambiar sus puntos de vista con mayor facilidad.
Nos cuesta, aunque sea el único camino viable del cambio y la red sea, con su flujo constante e inacabado de conocimiento un entorno ideal para ello, desaprender lo aprendido, situarnos como aprendices, a la vez que “maestros”.
- Entiendo las visiones postecnológicas: quizás estemos viviendo ya El final del sueño. Y es que conforme avanza la sociedad del conocimiento y como decía en otros contextos, es cada vez mayor la suma de esos porcentajes individuales de resistencia a lo nuevo. La red y el mundo como una sola cosa matizan, confrontan lo virtual con muchas de las cosas que en algún momento nos alejaron de lo real hacia esto, de entrada mejor, que fuimos construyendo. Así, leemos, escuchamos, cada vez con más fuerza, desde ámbitos tan poco virtuales en origen como el del márketing, constantes intentos más o menos velados y logrados de “colonización” de todo esto. Y nos resistimos….
- Son ejemplos, soluciones concretas de problemas de la vida real, uno de los ámbitos menos explorados para la solución de la brecha digital, lo que nos falta.Infraestructuras, sí, pero también despertar el interés mediante la solución concreta de las necesidades de los que aún no están en internet.Será una función fundamental del pedagogo del presente y del futuro, del evangelizador digital, la habilidad de buscar viejos nodos (reales) a los que conectar lo virtual, tema que coincide con otra de las conclusiones del estudio: la gente expone con mayor facilidad sus ideas al cambio cuando se ofrecen soluciones que les son útiles.
- Cambio de mentalidad: desde el punto de vista de las competencias digitales y acercándonos al concepto de Sabiduría digital de Prensky, no va a ser suficiente con la “Digital literacy”: si bien sigo defendiendo que es a través de las “hard skills” que podemos potenciar las “soft skills”, es a través del software (teniendo cuidado con su no neutralidad) que podremos llegar al “Mindware”, la precaución de que no va a ser fácil que ideas nuevas encajen en viejos marcos, debe estar muy presente.
- El sampleo, la remezcla, en esos márgenes, puede resultar en un aumento de la tolerancia a la disonancia, mayores posibilidades de dejar de filtrar, en otras palabras, el universo semiótico, según ideas preconcebidas:”Soy todo lo que la red me permite y todo lo que dejo de ser porque no me lo permito.”, leía esta mañana de una interesantísima discusión iniciada por Anaclara Dalla Valle en Facebook.
- Destacar una última conclusión del estudio, fundamental si nos quedaba alguna duda sobre la afinidad entre la web social y el conocimiento: Aquellos que están acostumbrados a defender públicamente sus ideas,como los políticos (o los prosumidores…..), están más motivados a aprender sobre los puntos de vista de los demás. Incluso reconocen, en ocasiones, que sus ideas evolucionan a partir del contacto con lo diverso ;)La conversación, una vez más, como clave en todo aprendizaje….
Imagen: Klee (1920), Ángelus Novus.
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Gracias Dolors, excelente resumen sobre lo que está pasando: ‘el más de lo mismo’ unido a la habilidad de ‘ignorar algo’ (en versión nórdica, ‘hacerse el sueco’).
Yo observo que cada vez me fijo menos en leer cuidadosamente los twits, p.ej. (obviamente el factor ‘volumen de trabajo animal’ tiene algo q ver) y creo q tb puede deberse a que me espero más de lo mismo, no quiero que suene a ‘más de lo mismo irrelevante’, pq no tiene pq serlo, pero sí no espero ninguna disonancia por ej en uno de los temas q sigo: web social, educación, etc. Y me preocupa, sí, pq si algo hace al ser humano progresar es el contraste, el conflicto, que nos hace mejorar, buscar por qués, etc.
Los cambios de paradigma se producen cuando esa disonancia cognitiva se hace tan obvia, demostrable y patente que no se puede ignorar. Y por eso creo que estamos en un fase de un paradigma x, quizás al que hemos entrado nosotros hace un tiempo y del que se ha hablado aquí ya y en muchos otros sitios, una fase que se caracteriza por eso, por no ver más allá de los muros que conforman nuestro ideario (en este caso de web social, elearning, o lo q fuera).
De todas maneras, ¿habéis reparado en que normalmente se produce una contradicción? Ofrecemos resistencia a aprender algo que choca con nuestros esquemas pero a la vez cuando lo hemos aprendido, ie. hemos aprendido algo que ha sido dificil o complicado por ese motivo, concluimos que ha sido algo útil, bueno.
Pero encuentro que todos nosotros, q nos leemos, seguimos, etc no nos encontramos desorientados, y eso es un síntoma de que estamos alineados. La desorientación es el síntoma + evidente de quien pasa por disonancia cognitiva.
Salu2
Muy buena reflexión, Dolors, que a mi juicio empieza y acaba en una constatación fundamental, que tal vez nos oriente sobre nuestras actitudes ante la innovación y el futuro: quien más férreamente se adhiere a sus ideas, más reticente es a abandonarlas. Por eso los políticos, poco comprometidos éticamente, y expertos en los simulacros y en la estrategia del camaleón, son capaces de modificar sus puntos de vista con mayor facilidad: en realidad no cuesta abandonar aquello en lo que no se cree, y, puestos a abandonar de verdad la era del hombre (Foucault) sería bueno reflexionar sobre si a menor carga de comprimiso mayor adaptabilidad, también en las estrategias de aprendizaje y enseñanza. Y, por tanto, a mayor descrédito de los discursos y modelos, mayor capacidad de acción individual. En un modelo antihumanista, no importaría la creencia, sino sólo la acción. En el presente creo que nuestros problemas de apresar conceptualmente el cambio, y de “practicarlo” derivan de que pretendemos aproximarnos a una era antihumanista pertrechados con los ideales, la ética y las creencias del humanismo. Pretendemos afrontar la Red como hombres. Éste es un error. Y no hay más que dos posicionamientos, a mi juicio: el cínico (el que explota el márketing y la economía, como bien citas, y del que, no olvidemos, procede todo este cotarro). O el de las masas, embobadas con sus mitologías y felices porque se las ha liberado de toda responsabilidad para con la historia. Es decir, vivir la era tecnológica como lo que es: un aunténtico espectáculo sin vocación revolucionaria.
Me resulta sugerente últimamente, en esta guerra de socialidades, el refugio en los reinos de taifas medievales, la vuelta a la cultura monacal, en el sentido de Alberoni, Sacco i Eco (“La nueva edad media”), escrito hace más de tres décadas.
Hay una brecha mas preocupante según mi visión que la digital.
La brecha que todos tenemos entre lo que creemos que somos y lo que somos realmente.
Ninguna tecnología hará que nos acerquemos a nuestra escencia , que nos corra el velo del falso yo, más creo que elementos como twiter siguen siendo sólo botellas al agua.
Desde ni ignorancia tecnológica.
Te mando un abrazo de luz
Adriana
Dolors,
desarrollé en su día unos cursos online sobre innovación en el sector hotelero y ahora llevo las tutorías de los alumnos que están matriculados. Y precisamente hoy se ha planteado un debate en el curso, en el que empiezan a aparecer conceptos algo difusos como gestión del cambio, resistencia al cambio, etc. Sobre todo en el sentido de ver sólo aspectos y consecuencias negativas hacia una forma de innovación en gastronomía (que no viene al caso)
Por supuesto, les he recomendado la lectura de este post.
Gracias
Las gracias son por contribuir (sin saberlo) a salvarme del atolladero en el que me están metiendo los alumnos del curso.
:-)
Gracias, por tan excelente comentario. Me ayudó a encontrar los motivos, razones por las que no he tenido mucho éxito en implementar las nuevas TIC´s en los mejores centros educativos de la ciudad donde vivo (Pucallpa-Perú).. es por ello que sugiero que tomen en cuenta el contexto, ya que las conclusiones, los resultados dependen de ello. (No es lo mismo para Europa que para Latinoamérica).. ya que del mismo estudio, las conclusiones y sugerencias que pueden emanar .. con seguridad serían diferentes… “todo depende del lado que miras las cosas”..
Antes de leer el presente comentario (por cierto muy bueno).. lo único que había contribuido a mi tranquilidad, lo leido en el Kybalion.. Bendiciones..
Y ahora..
a) debo de pensar y actuar, tal cual como soy ahora
b) debo cambiar de forma de pensar y actuar – ser mejor
c) debo de mantener las mismas estrategias
c) debo de mejorar mis actuales estrategias
d) debo de preparar nuevas estrategias
f) respuestas b,c y d
g) Dejar que la vida siga su curso
Umm……
voy por la repuesta.. f)
Yo creo que muchos políticos no aprenden nunca (o si aprenden no lo muestran públicamente), por lo demás me ha encantado el artículo.
Saludos
Ufff, pones el dedo en la llaga! La necesidad de autoafirmación (y la negación que implica!) es un problema social grave, un impedimento en nuestra capacidad de convivir y de colaborar, aunque puede que en origen tuviera su función evolutiva.
Yo suelo usar el ejemplo de comprar un coche; si cuando buscas cambiar de coche preguntas a los amigos, te encontrarás un número sorprendente que te recomendará su modelo frente a otros que, irónicamente, *casi nunca han probado*. Esa recomendación se basa sólo en la repetición del proceso de decisión que siguieron en su momento, porque tendemos a justificar nuestras propias decisiones e ideas, e intentamos que crezca nuestra propia “tribu ideológica”.
De alguna manera… el número es nuestro refugio, lo que nos permite descansar dentro del pelotón. Porque estar ahí fuera, sólo contra el viento, tomando decisiones a cada momento…eso debe de ser agotador.
Lo malo es que el pelotón nos hace manipulables… ¿dónde está el equilibrio?
Saber que la exposición pública de nuestras ideas, como se intuye en el último punto que comentas, facilita la sensibilidad a las ideas de los demás, podría darnos una pista sobre cómo mejorar; ¿si fomentamos la participación de las nuevas generaciones en foros públicos/redes sociales les haremos más permeables a las ideas de otros, o se diluirá el efecto con la generalización?