Hablábamos en un post anterior de la web 1.0 como expresión del pronombre personal YO, la web 2.0 como reflejo del pronombre personal TÚ…y la consecuencia lógica sería…¿Hablar de la web 3.0 como expresión del pronombre ELLA?
¿Se trata de una evolución lógica? Quizás la tecnología, los anchos de banda propiciaron la interactividad propia de la web actual, otorgando importancia a las personas, a nuestros semejantes. Y la tecnología sometida a la ley de Moore, continúa…¿Cual es el paso siguiente?
Sobre eso intento reflexionar en este post. Se empieza hablar de decepción, de sumisión a los intereses económicos más allá del espíritu de sus fundadores. Robert Caillau, entre ellos, manifiesta su decepción en una entrevista que podemos consultar en Periodista digital.
Caillau ya no enciende, prácticamente, el ordenador, pero TimBerner-Lee sigue adelante, trabajando ahora en la idea de una web semántica. ¿Será posible? ¿Conseguiremos que el contenido, que el conocimiento rompa las reglas del cristalizado sistema capitalista? ¿O simplemente que, como la propia web 2.0 sirva a sus mismos intereses?
En esa línea parecen apuntar los microformatos, la información “a medida” la segmentación del mercado, la oferta perfecta y su efecto colateral, el consumo también perfecto.
Hasta aqui suena deprimente…, pero si miramos un poco más allá, como expresa Caillau en la misma entrevista o recientes publicaciones, como Planeta web 2.0, el futuro de la web es imposible de prever. En su opinión, el futuro pertenece a la inteligencia artificial, más que a la humana.
De eso mismo trata la teoría de la singularidad, de una red convertida en ente sobrehumano. Leí en un estudio hace poco que la palabra que más “suena” en Internet es….sí….Google· Esto evidencia una tendencia sospechosa de la red, a hablar solo de sí misma. Los blogs sobre tecnología se multiplican a diario, las informaciones se repiten, google no para de crecer. ¿Metafísica digital?
Puede que la semejanza de la red con nosotros mismos nos haya seducido al extremo de ser ya sus devotos (o microsiervos, con perdón de los creadores de ese blog sobre tecnología)
Extraigo de la wikipedia una buena definición de lo que dicen que está por venir:
“En futurología, la singularidad tecnológica (algunas veces llamada simplemente la Singularidad) es un evento futuro en el que se predice que el progreso tecnológico y el cambio social acelerarán debido al desarrollo de inteligencia superhumana, cambiando nuestro ambiente de manera tal, que cualquier ser humano anterior a la Singularidad sería incapaz de comprender o predecir. Dicho evento se ha nombrado así por analogía con la singularidad gravitacional observada en los agujeros negros, donde existe un punto en el que las reglas de la física dejan de ser válidas, y donde la convergencia hacia valores infinitos hace imposible el definir una función.”
Otros autores, como“Raymond Kurzweil, han propuesto teorías que expanden la Ley de Moore hacia tipos de computación que van más allá de los simples transistores, sugiriendo un patrón exponencial de progreso tecnológico que persiste a través de la historia humana (se toma en cuenta el poder de computación de los cerebros humanos), e incluso antes de que siquiera hubiera vida sobre la tierra. Según Kurzweil, este patrón culmina en un progreso tecnológico inimaginable en el Siglo XXI, el cual conduce a la Singularidad.
Una vez llegado al punto en que se cree una inteligencia superior a la humana, se entraría en una etapa post humana que probablemente conduzca a la extinción de la humanidad o a su subordinación a esos nuevos entes inteligentes.”
Parece ciencia ficción, sí. Y Vinge, uno de los defensores de esta teoría futurista es precisamente escritor en esa disciplina. Como Gibson, o Sterling, los visionarios ciberpunk, o Julio Verne, que resultaron ser también visionarios de lo que hoy vivimos como cotidiano.
Continuará…
Una devota más.
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Fascinante. Lo cierto es que, y lo recuerdo perfectamente dado que llevo casi quince años en Internet, nadie fue capaz de prever lo que iba a ser la Web 2.0. Debemos hacernos a la idea de que no tenemos ni idea de lo que será la Web 3.0. Sí que la esperamos ansiosamente.