Lo escribía hace unos meses Mark Radoff en Value-It blog, un espacio sobre web semántica que descubría hace poco gracias a Javier Carbonell y que os recomiendo especialmente:
Como parte de un estudio a largo plazo para la Comisión Europea, Ovum entrevistaba a varios administradores de IT para intentar concretar Oportunidades y Amenazas en la adopción de software semántico en la empresa. Es una pregunta fundamental, que no falta en las diversas entrevistas sobre web semántica que me han realizado (os dejaré en breve la última, para la revista Computing):
¿Cuáles son las principales dificultades para la evolución de la web en ese sentido?
La respuesta, en este caso, me ha parecido tan sorprendente como relevante a la hora de apoyar una hipótesis que sostengo desde hace tiempo: el verdadero cambio de paradigma para la sociedad desde la web está en la web social y algunas de sus características son requisito fundamental para la evolución, tanto de la web como de la sociedad en su conjunto.
Volvamos un momento a los resultados, al descubrimiento de dos barreras fundamentales para la adopción generalizada de una semweb que ha demostrado ya su eficiencia, sobre todo, en entornos cerrados (empresariales), pero que no termina de generar la confianza necesaria:
-Cierta resistencia a la “semántica” como término:
“[the term] Semantic web is a barrier. It’s associated with a vision of the web for 10 years to come. I make a point of not using ‘semantic web’”
El término “semántico” puede no ser atractivo para muchas empresas. Su uso abusivo en relación a resultados pobres hace unos años ha podido restarle credibilidad o mantener la idea de que la web semántica es algo a 10 años vista, absurdo y poco rentable ahora.
Escribo este artículo, no obstante, por la importancia de la segunda barrera identificada:
–El verdadero obstáculo está en encontrar a gente que conozca de verdad el negocio:
La implementación de tecnologías semánticas requiere del mapeo de organizaciones, procesos, datos, terminologías, en un conjunto de conceptos, las ontologías o mapas conceptuales. Dicho en otros términos, es difícil encontrar empleados que conozcan bien, a través de varios departamentos, el negocio.
Lo hemos dicho en ocasiones al hablar de comunidades: la división en departamentos estancos propia de la organización del trabajo tradicional en empresas constituye un obstáculo a la necesaria fluidez del conocimiento.
Software colaborativo, comunidades de práctica (interdepartamentales, transversales a distintos departamentos, correspondientes a funciones, objetivos, procesos y no estrictamente a ámbitos de competencia), son pasos necesarios, incluso imprescindibles a la adecuada gestión del conocimiento en la empresa.
Recordemos, en este sentido a Wenger, que proponía ya en 1998 las CoP como acercamiento a la solución de este tradicional problema en empresas cuando es frecuente que el conocimiento importante se distribuya entre distintas unidades de negocio.
Las CoP (ahora virtuales o mixtas), pueden tener como objetivo eliminar o paliar los efectos de este tipo de barreras, que tienen su origen tanto en la organización jerárquica de las empresas como en la tradicional cultura del empleado insatisfecho (sostengo como ventaja fundamental de las comunidades la mejora en términos de satisfacción personal y clima laboral) y la ley del mínimo esfuerzo que puede aplicar a su desempeño.
Metáforas como la del agua o la electricidad se han utilizado a menudo en este sentido. Si el conocimiento no se entiende como algo que no tiene sentido si no fluye, si no propiciamos cambios en la cultura organizacional de la vieja lógica de “la información es poder” a la nueva de “la información compartida y contextualizada (también en un sentido temporal, actualizada) es poder”, si no es posible, en definitiva, la inteligencia colectiva, será imposible proveernos de herramientas (como las de la web semántica) que la potencien.
Es importante, así, como vemos casi diario aquí, el cambio en el “mindware”, en la cultura empresarial hacia la colaboración.
O dicho de forma más definitiva, en cierto modo, a nivel de recursos humanos, de gestión del conocimiento intramuros, la empresa 2.0 es un paso previo a la empresa, en ese sentido, “semántica”.
Desmotivación laboral, avaricia con la información, miedo a la transparencia son todas problemáticas que intentamos abordar mediante Comunidades, software colaborativo o recursos e ideas de la web social y que como vemos pueden significar, incluso, el estancamiento, a nivel tecnológico – de eficiencia, de la empresa.
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Estoy muy de acuerdo con lo que dices, Dolors. Por debajo de las herramientas está siempre la actitud, y unos valores genuinos que le saquen provecho. Pero mientras… seguiremos viendo expertos vendedores-de-(proyectos de)herramientas que siembren más frustración tecnocrática en las organizaciones. Pero las culpas son compartidas, sobre todo cuando el que las compra pretende con eso conseguir “atajos” fáciles… y obviar lo esencial: las personas
Justamente ayer escribí un post hablando de la dificultad que tenemos en el sector hotelero para hacer ver las bondades de la empresa 2.0. Así que no me imagino cuál será tu “camino de cabras” con respecto al 3.0.
Os dejo un post en el que se muestra claramente cuál es la situación actual – en este sentido – en las emresas hoteleras (las que conozco), aunque me temo que puede aplicarse perfectamente a cualquier otro sector.
Casi nunca me auto-recomiendo, pero lo haré esta vez, porque creo que el post vale como comentario de este.
Convencer en Redes Sociales
Cierto, a eso se le llama conversación, Rafael.
Un saludo